Grupo de voluntarios que cuidamos la biodiversidad de las balsas de Alcublas

sábado, 22 de septiembre de 2012

El Ajolote,un anfibio mítico


Los antiguos habitantes del valle de México, los mexicas o aztecas constituían una sociedad de cazadores recolectores para los que todo su universo giraba en torno a la naturaleza que les rodeaba. De esta manera, la representación terrenal de sus divinidades recaía a menudo en los más llamativos representantes de la fauna local. Así, el precioso quetzal (Pharomachrus moccino) encarnaba la figura de la principal divinidad del panteón mesoamericano, la serpiente emplumada, el mítico Quetzalcoaltl. Por su lado, el poderoso jaguar (Panthera onca), era el encargado en la mitología azteca y maya de garantizar la transición entre el sol y la luna, entre el día y la noche.






Sin embargo ninguna de estas criaturas mitad animal mitad dios es tan extraña como la que nos ocupa. El extraordinario ajolote (Ambystoma mexicanum) era la encarnación terrenal del hermano gemelo del dios supremo Quetzalcoaltl, el dios de la deformidad y la enfermedad Xólotl.
Según el mito de la creación del Quinto Sol, Quetzalcoaltl reunió en la ciudad sagrada de Teotihuacán a los dioses y les ordenó sacrificarse para de esta manera, permitir el nacimiento del quinto Sol. Xólotl se negó a morir y huyó del sacrificio escondiéndose en el agua y transformándose en un ajolote. Sin embargo, el disfraz no le sirvió y su hermano Quetzalcoaltl envió al Viento, quien le descubrió y sacrificó permitiendo así que el período del Quinto Sol (en el que nos encontramos actualmente) diera comienzo. A raíz de este mito, la cultura azteca nombró a la criatura en que se transformó Xólotl, Axolotl( atl: agua; xolotl: monstruo).



De vuelta a nuestros días, puede que el ajolote haya perdido su misticismo pero no ha perdido la serie de particularidades físicas que lo hacen único. Pertenece al género Ambystoma, endémico de América al que también pertenecen las salamandras topo. Su único bastión es el lago mexicano de Xochimilco allí puede vivir, aunque cada vez con más dificultades, hasta veinticinco años, llegando a alcanzar los treinta centímetros  sin abandonar en ningún momento su estado larval, hecho que le recluye durante toda su vida al medio acuático.



Este fenómeno se conoce como neotenia y el ajolote es uno de los pocos organismos que presentan esta particularidad y sin duda el más conocido. La neotenia no es la única particularidad del ajolote. Durante años se ha investigado en laboratorios su asombrosa capacidad de regenerar miembros amputados por combates con otros ejemplares o por encuentros con depredadores. Esta capacidad regenerativa no se restringe a los miembros, también se ha descubierto que son capaces de regenerar los órganos internos, incluso partes del cerebro.
Tristemente, como otras tantas criaturas el ajolote está amenazado. Actualmente la principal amenaza para su supervivencia es la falta de hábitat. Su único hogar, el lago Xochimilco está muy próximo a la megalópolis de México D.F, la ciudad más poblada del mundo con más de veinte millones de habitantes. Esta proximidad ha sido catastrófica para el lago, se ha drenado varias veces y los niveles actuales de contaminación procedente de la ciudad hacen muy difícil la supervivencia del ajolote que como buen anfibio, es extremadamente sensible a la contaminación que absorbe a través de su fina y delicada dermis.


Aún cuando Xochimilco no estaba tan contaminado y los ajolotes eran aún abundantes, su vida no era fácil pues tienen un papel muy importante en la gastronomía tradicional mexicana. Se les consume por su alto valor proteico y por sus supuestos valores medicinales, se cree que alivian las afecciones cutáneas y respiratorias, aunque evidentemente al haber tan pocos, casi ninguno en estado salvaje este consumo se ha visto reducido.
A día de hoy el ajolote está casi extinguido en estado salvaje aunque su supervivencia está asegurada en cautividad pues son muy fáciles de criar en circunstancias controladas, de hecho, se fomenta su tenencia como mascota para diversificar su genética y evitar la endogamia.


Una vez asegurada su supervivencia en cautividad, el siguiente paso para salvarlo de la extinción es restaurar su ancestral y maltrecho hábitat para así poder ir reintroduciéndolos gradualmente en el lago que jamás debieron abandonar.

Carlos Micó Tonda

martes, 18 de septiembre de 2012

Han pasado once semanas y nuestras balsas están así.




Si han pasado once semanas desde el voraz incendio que arraso el término de Alcublas en casi su totalidad, 92 %, y la sequía nos sigue azotando, como nos azotó el incendio.

Desde Mayo no han caído más que cantidades insignificantes de lluvia, que no han llegado a mojar ni la tierra. Ni ha quitar el polvo de los árboles quemados.

Aunque no sabemos lo que es mejor, pues es tal la cantidad de ceniza que ha quedado después del fuego, que el agua que entrase en las balsas prácticamente se convertiría en lejía.

Empezamos el recorrido por el Navajo (1) del Puntal del Fustero, cercano al término de Altura, por el este, navajo de tierra que recoge
abundante lluvia por tener mucho recorrido sus escorrentías. Ahora esta totalmente seco.



Seguimos con otro Navajo, el de la Casica Vieja, esta vez limitando con Jérica, que el año pasado la Sociedad Alcublana de Caza, limpio y acondicionó para una mejor recogida de agua de lluvia. Siguiendo la tónica esta seco, totalmente seco.

  
Otro que visitamos en nuestro recorrido es el Navajo de la Montanera, cuyas vistas eran bellas, muy bellas y se han vuelto de color gris, casi negro, también está seco.



Cerca encontramos el Navajo de las Lomas, desde el se puede contemplar hasta el mar Mediterráneo, abundantes renacuajos de sapos y ranas se perdieron al secarse.   



La frondosidad que rodeaba al Navajo de Junco I, ha desaparecido dejando paso a la desolación de convertir el verde en negro y dar dolor a nuestros ojos.






Seguimos con uno de los navajos mas conocidos del término el Navajo Royo, que debe su nombre a la coloración de sus aguas, por el arrastre de la tierra de sus alrededores de ese color, esta situado a los pies del Cerro que lleva su mismo nombre. No muy lejos de la línea divisora de término con Lliria.



Pasamos a presentaros un receptáculo de agua al que llamamos clocha, en este caso tiene construcción de mortero, pero habitualmente suele ser un agujero en la roca, que recibe agua y la mantiene. En la foto del monte quemado se aprecia lo que es el Barranco de San Antón. También esta totalmente seco.

Hemos querido dar una vuelta por nuestro término para enseñaros como se nos ha quedado y como lo castiga la sequía. Es preocupante que estemos cercanos de las “gotas frías” y tal como esta el monte, las escorrentías de las aguas, puede afectar a todo.


(1)            Navajo: balsa para abrebar el ganado y la fauna, pequeña.

Gallipato Alcublano.

Imágenes.
J. R. Casaña