Fue una noche
bajando “del Prao” de Alcublas.
Las luces del
coche iluminaron a nuestra protagonista en medio de la calzada (seguramente
aprovechando la mayor temperatura del asfalto calentado por el sol durante el
día) para poder permanecer más tiempo activa aún siendo de noche.
En seguida vimos que era una culebra de
escalera (así llamada por tener los inmaduros unas rayas en el dorso cuya
disposición recuerda a los travesaños de una escalera de madera).
Como
aparentemente no tenía mucha prisa por marcharse, salimos del coche y le
hicimos una serie de fotos (con las que hemos ilustrado este artículo)
Esta especie
se denomina así porque cuando el individuo es inmaduro, presenta en su cuerpo
un diseño de librea blanco y negro. La espina dorsal presenta un diseño de
color blanco y negro (manchas que tienen forma alargada) y que -literalmente-
parece una escalera. Posteriormente, ese diseño se va convirtiendo en dos
líneas de color negro que recorren la espina dorsal con el fondo del cuerpo de
color marrón. De ahí el origen de su denominación común.
La culebra de
escalera (Rhinechis scalaris) es una
especie de serpiente de la familia Colubridae. Es la única especie de su género,
anteriormente se la consideraba perteneciente al Género Elaphe. Vive en la península Ibérica y las regiones mediterráneas
de Francia. Fuera de estas zonas sólo se encuentran en Menorca.
Es una
serpiente de cuerpo robusto y cola relativamente corta. Tiene la cabeza pequeña
y poco prominente y el morro agudo. Alcanza una longitud media de 157 cm, aunque pueden llegar
a alcanzar 180 ó incluso 200
cm. siendo las hembras un poco mayores que los machos.
Su patrón de
color varía con la edad; los ejemplares juveniles son de color gris, salpicado
con motas negras, y con un diseño de manchas negras a lo largo de su espalda
con forma de «H» que se asemeja a una escalera de mano, al que debe la especie
su nombre común. En cambio los adultos son de color pardo amarillento, también
con algunas motas negras diseminadas, con dos líneas negras paralelas
recorriendo longitudinalmente su espalda. Sus pupilas son redondas y de color
negro. La culebra escalera no es venenosa. Cuando son crías se pueden mostrar
más violentas pero su mordedura es inofensiva.
La culebra de escalera
es un cazador que se muestra activo principalmente en las horas diurnas y
crepusculares
variaciones
regionales y estacionales. Cuando las temperaturas son muy altas en verano
desplaza su mayor actividad al amanecer, el atardecer y las primeras horas de
la noche (aunque como en este y otros casos no es raro encontrarla en las
carreteras, por lo anteriormente explicado; lo que provoca –por desgracia-
muchas muertes por atropello).
Se alimenta
principalmente de pequeños mamíferos, con el tamaño de un gazapo como máximo, y
también aves, a los cuales atrapa primero con su boca y después los estrangula
con su cuerpo. Es relativamente agresiva e intentará atacar a sus potenciales
enemigos mordiéndolos, aunque no es venenosa. Las serpientes jóvenes cuando se
encuentran en peligro emiten un soplido de advertencia. Algunos ejemplares
pueden llegar a ser muy poco agresivos.
La culebra de
escalera es principalmente terrestre, aunque puede trepar a los arbustos y por
los riscos. Cuando la radiación solar es alta o hay vientos fuertes suelen
refugiarse bajo las rocas. Por las noches se refugian en madrigueras
subterráneas, frecuentemente huras abandonadas de roedores. También se esconden
en sus guaridas con la llegada de octubre o noviembre para iniciar un
aletargamiento invernal, que puede durar cuatro o cinco meses.
La época de
apareamiento se produce después del aletargamiento invernal, entre abril y
mayo. Los acoplamientos tienen lugar generalmente por la noche aunque no son
extrañas las cópulas diurnas en el fin de la primavera. Las hembras tras la
siguiente muda pondrán de 5 a
25 huevos, que enterrarán y dejarán abandonados. Las crías eclosionan a los dos
o tres meses con una longitud entre 10 - 25 cm. Al principio las crías se alimentarán
principalmente de insectos como los saltamontes, y después de lagartijas.
No así los
adultos, que como hemos comentado se alimentan de mamíferos de pequeño tamaño
-principalmente roedores-por lo que contribuyen a mantener dentro de un número
estable las poblaciones de estos animales; que de no tener este y otros muchos
predadores se pueden convertir en plagas que ataquen las cosechas del Ser
Humano, o servir de vectores de enfermedades contagiosas de varios tipos.
Por ello
debemos velar por su conservación (aunque sólo sea por egoísmo).
Y por lo
tanto, después de este encuentro la dejamos seguir su camino tranquilamente
mientras nosotros nos íbamos a casa a dormir.
Paco Micó
J. R. Casaña