La mañana se presentaba
muy fresquita, no hacia ni frio, ni calor, 0º y partimos a ver las balsas y
navajos de nuestro término. Abrigados como lo requería la temperatura.
Lucía el sol, pero la
temperatura no aumentaba, veíamos en algunas umbrías las escarchas de la noche
pasada, los que nos hacía pensar que las balsas y navajos estarían con hielo.
Nos hemos llevado la
sorpresa otros años, que pese a que el agua estaba helada, la vida seguía
dentro, como ya os contaremos.
Llegamos al Navajo del
Prao y vimos como tenía una gruesa capa de hielo que la cubría realmente, se reflejaba
el sol en ella dándole una imagen muy especial.
Partimos hacia la Balsa
Silvestre, donde nos esperaba una agradable sorpresa. Esta balsa debido a su
tamaño no estaba totalmente helada, pero en su parte sur seguía existiendo
abundante hielo.
La sorpresa fue que nos
encontramos a seis gallipatos patinando sobre el hielo, bueno o eso fue lo que
nos pareció a nosotros.
Nuestra próxima parada fue
en el Navajo el Poderoso, que como no
estaba también cubierto de una gruesa capa de hielo, el sol nos
acompañaba, pero la temperatura no subió, hacia frio.
Otra de nuestras Balsas
grandes es la de la Pedrosa, que pese a estar expuesta al tibio sol, seguía helada
y por desgracia seguía creciendo la enea.
Otra sorpresa nos esperaba
en el Navajo de la Fuente del Puerco o de Sapero, lógicamente estaba helado,
pero existían marcas recientes de jabalís, es conveniente resaltar que la
Sociedad de Cazadores de Alcublas, por el incendio, han colgado las escopetas
durante dos años.
El tiempo pasaba, estábamos
muy a gusto, pero no renunciábamos a visitar el Navajo que quizás tenga las
vistas más bonitas de todo el término, el del Collado Gabarda, y no nos
defraudo las vistas eran impresionantes. Ahora bien, también estaba helado.
Recogimos trastos y nos
volvimos a casa, satisfechos, las balsas y navajos estaban helados, pero
estaban llenos.
J. R. Casaña.
Que recuerdos del frio (pero con muy buena compañía) el año pasado ¿o fue ya el anterior?
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