Estas
ninfas las solemos ver con cierta asiduidad en nuestras balsas e incluso alguna
vez la hemos visto como se comía a otro invertebrado más pequeño.
Su
coloración varía según el agua que habita, si esta mas clara se ven mas nítidas
y si esta con mas tierra disuelta, suele tener muchas partículas de la misma
incrustadas en su piel.
Son
muy voraces, por lo cual depredan cantidades grandes de pequeños invertebrados
que habitan a su alrededor.
Son
gónfidos de una familia de odonatos anisópteros, de las que hay cerca de 90
géneros y unas 900 especies.
Son
ninfas de libélulas de larga cola, que en las hembras es mas corta.
Las
hembras de las libélulas depositan sus huevos en el agua y hay veces que
incluso se meten dentro de ella.
Tienen
unas mandíbulas extensibles, lo que les permite capturar incluso a vertebrados,
como renacuajos y alevines de peces.
Respiran
por branquias en su recto, sirviéndoles también el agua que ingieren, al
expelerlas por el ano como impulsión.
Algunas
de ellas pueden cazar en tierra, capacidad que podía haber sido común en todas
en la antigüedad, cuando sus depredadores terrestres eran más torpes.
El
tiempo de larva puede ser entre dos meses y cinco años.
Es
un espectáculo verlas eclosionar y convertirse en libélulas, suben a la
superficie y mudan, saliendo por un punto débil detrás de la cabeza,
abandonando su muda de ninfa.
La
exposición al aire hace que la larva pueda iniciar la respiración y ya esta
lista al mover sus alas para seguir capturando moscas y mosquitos.
Así
como el tiempo de larva es muy largo, en estado de libélula no dura más de
cinco o seis meses las más duraderas.
Esperemos
que sigan viviendo muchos años en las balsas de Alcublas y que el incendio, no
les haya afectado en exceso.
Fuentes:
J. R. Casaña
http://es.wikipedia.org/wiki/Anisoptera
Imagenes:
Manolo Ambou y J. R. Casaña
Imagenes:
Manolo Ambou y J. R. Casaña
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