Consideramos que es una
buena forma de empezar el año, dando una vuelta para comprobar el estado de
nuestras balsas, aunque sabíamos que no era mucho agua lo que íbamos a
encontrar, la sequia sigue desde el 18 de Septiembre del año pasado y lo que ha
caído del cielo es lo que aquí decimos “Mollin” o Calabobos, cuatro gotas mal
contadas.
El tiempo no acompañaba,
pero las ganas eran grandes de saber el estado en que se encontraban y las
sorpresas que nos íbamos a encontrar.
Nuestra primera visita fue
a la Balsa de la Mina, que contenía poca cantidad de agua, pero debido a las
mejoras que se le hicieron el año pasado, tenía agua. Bastante verdosa y
turbia.
La Balsilla, para que
hablar, Reserva de Fauna, añadiríamos, seca, porque así está seca y bien seca.
La Balsa Calzón si contenía
agua su reflejo de espejo siempre nos llama la atención, quizás deberíamos plantearnos
el quitarle piedras y otros objetos que anidan en su interior.
El Navajo de las
Cañadillas, tenia escasa agua y mucha tierra, la no existencia de balsas de
decantación, hacen que la tierra arrastrada entre directamente en el navajo.
Pero aun así tenia vida dentro de la poca agua que albergaba.
La Reserva de fauna de la
Balsa Silvestre está bajo mínimos e incluso la enea está empezando a tomar
fuerza, es muy probable que el manantial que le aportaba agua se haya secado, pues no es normal verla
con la poca cantidad de agua que tiene.
El Navajo Roza presentaba
bastante agua, seguramente los cazadores habrán llenado algunos navajos, por la
sequía, este navajo tiene el mismo problema de colmatación de tierra.
El Navajo del Barranco del
Puntalico de los Pinos, es una de las zonas que se salvo del incendio forestal,
pero aunque tiene abundantes entradas de agua, casi todas están bloqueadas, lo
hace que no le entre mucho agua, en la foto se puede apreciar.
El Navajo de las Lomas fue
otro más, que si visitamos, también tenía algo de agua, pero no se apreciaba,
aparentemente vida en el, no sabemos la
causa.
Curioso y preocupante las
diferencias entre las balsas y navajos que recorrimos, pero la tónica general
es que el agua no era abundante en ninguno de ellos, siendo la época del año que
es. Deseamos que esta sequía que nos acompaña, nos deje pronto.
J. R. Casaña
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