La sequía de este año
ha causado, la ausencia de amplexos entre los anfibios, de nuestro
termino, no hemos encontrado prácticamente ninguna. Ni de ranas ni de sapos ni
de gallipatos. Nada cero patatero.
Pero no todo tenía que ser tristeza, el pasado mes en
una de las pocas fuentes que aun sale algo de agua, la fuente de Las Dueñas,
encontramos una puesta de Pelophylax perezi, antes Rana perezi, o Rana
común.
Esto fue un inmensa alegría, pues ya desesperábamos
este año de encontrar alguna puesta.
Los huevos de la Pelophylax perezi son marrones por
arriba y amarillentos por abajo.
La puesta suele ser en forma globosa y tiene entre 200
y 7.000 huevos, siendo lo normal 2.300 huevos, los cuales se encuentran flotando en la superficie del agua o sujeta a
la vegetación.
Los huevos eclosionan a los cinco u ocho días, la
metamorfosis completa es, en ocho o doce semanas, pero si los coge el invierno
pueden pasarlo como renacuajos.
Vive en la Península Ibérica y en sur de Francia, puede
estar hasta los 2.400 metros de Altitud.
Los machos cantan de una forma especial para el
cortejo, cuando alcanza su madurez a los dos años, el amplexo es axilar.
Lo habitual es que los renacuajos tengan entre 60 y 70
mm, pero pueden llegar a medir 111 mm.
La punta de su cola es puntiaguda, su coloración es verde o marrón, con manchas oscuras, más
grandes y densa en la cola. Su vientre es blanco.
En la época desarrollo habitan en el fondo de su medio,
prefiriéndolas con vegetación sumergida.
No están demasiado amenazadas pero las perdidas sus
hábitats, por desecación, construcción y la utilización de pesticidas, pueden
afectarle negativamente.
También la introducción de especies aloctonas y la
hibridación con otras especies es una contaminación genética, que por su mayor fuerza las pueden desplazar.
J. R. Casaña
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