Nos acercamos al pueblo como
de costumbre, nuestro punto de quedada favorito, el de siempre.
Pasamos por el centro para
recoger el material de muestreo y pasamos por la fuente de San Agustín, antaño
albergaba una buena población de sapo partero común (Alytes obstetricans
pertinax) pero algún vecino introdujo en ella carpines, haciéndoles flaco favor
a los sapos, que estuvieron una buena
temporada desaparecidos.
Bien, pues cuál fue nuestra
sorpresa al asomarnos y comprobar que, efectivamente, tras la retirada de los
peces, los sapos habían criado. Se contaban pocos ejemplares, apenas unas diez
larvas hibernantes y unos cuatro o cinco metamórficos (uno de ellos muertos,
queremos pensar que de forma natural), pero todo suma, y nosotros, nos
alegramos.
Pasamos por la Pedrosa, el
agua presentaba un color un tanto extraño y no pudimos ver más que un adulto de
rana común (Pelophylax perezi) muerto y cubierto de hongos.
Salabramos la charca y no
vimos más que un juvenil de la misma especie.
Tras un montón de piedras
nos sorprendió un adulto de culebra viperina (Natrix maura), que pese a al frío
y las nubes, decidió salir.
De camino a la silvestre
paramos en un aljibe donde suelen verse culebras viperina y ranas, pues bien,
no vimos culebras y ranas, solo una atrapada en su interior, lo curioso es que
los sapos parteros habían conseguido criar dentro del mismo, pues podían verse
larvas en el fondo, esperemos que puedan salir sin problemas, pues entrar en él
es prácticamente imposible.
También había larvas de
estos mismos en el abrevadero que se encuentra pegado a él.
Posteriormente visitamos la
balsa Silvestre, no vimos nada, su efecto trampa además hace tiempo que fue
corregido, aunque en una balsa de caza a escasos metros de esta, pudimos ver
varias larvas de sapo partero común (Alytes obstericans), estás no eran
grandes, así que dedujimos que llevaban ahí poco tiempo.
La Balsilla tenía agua, pero
el abrevadero no, al parecer tiene varias fugas. Tendremos que comunicarlo para
que lo arreglen, pues servía a los sapos parteros para criar y es una pena.
La Mina también tenía agua,
y los refugios estaban bien. Pero no vimos vida.
Y la balsa Calzón, pese a la
cantidad de agua y vegetación, tampoco pudimos ver nada.
De vuelta a Valencia y
pasando por Llíria pudimos contar hasta 7 ejemplares adultos de sapo común ibérico
(Bufo spinosus) atropellados en el punto negro de siempre.
Lo bueno, es que ya pueden
criar en la balsa de la Masía del espinar, y es que la noche anterior pudimos
contar hasta 22 machos adultos en el agua y 4 puestas, con lo que la
problemática de los atropellos se compensa un poco y ya no solo sumamos
muertes.
Me quedo con lo bueno,
volveremos más adelante y con la llegada de la primavera esperamos ver más actividad.
Saludos.
David Candel Arbó.
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