Grupo de voluntarios que cuidamos la biodiversidad de las balsas de Alcublas

domingo, 13 de mayo de 2012

Los molinos de Alcublas.



Sobre los años 1940 - 1950, más o menos, por centrar el escrito en una época determinada. Y en épocas anteriores más todavía. Los agricultores –labradores como se llamaban entonces y en muchos lugares todavía se siguen llamando- No conocían los teléfonos móviles.
 Ni llevaban relojes de pulsera y menos electrónicos. Ni nada que se le pareciera.  Usaban métodos rudimentarios pero casi infalibles para orientarse. Para saber la hora en que se encontraban con asombrosa precisión.
 Para saber si, a no mucho tardar estaba cercana la deseada lluvia. Tan necesaria para la agricultura de entonces, como imprescindible lo es también ahora. 
Y otros muchos trucos de la sabiduría popular, transmitida de padres a hijos. Que se utilizaba para averiguar infinidad de acontecimientos y acciones ordinarias y poder actuar en consecuencia.  
 
 
No eran métodos precisos. Pero a pesar de su grado de inexactitud eran “métodos” o formas de predecir el futuro a corto plazo, que resultaban muy útiles para la vida cotidiana de los diferentes trabajos agrícolas que se realizaban.
Todos estos “métodos” eran tan necesarios para la vida de entonces, como los utilizados ahora con sistemas mucho más precisos y tecnológicamente desarrollados. Todos llevamos un reloj en nuestra muñeca qué, constantemente miramos para regular nuestro tiempo y desarrollar mejor nuestro trabajo.
 Miramos la televisión para enterarnos que dice el parte meteorológico y actuar en consecuencia. Escuchamos la radio y nos enteramos de las noticias casi en el momento que suceden. En todo instante sabemos en la hora que nos encontramos. Insisto en la hora por que tiene un significado importante en este escrito.
  Por dar a conocer algún “método” que utilizaban los labradores y las gentes que están en contacto con la naturaleza y que carecían de instrumentos indicadores. Existen señales naturales, que muestran lo que posiblemente en un tiempo más o menos prolongado puede suceder, con su margen de error, pero con muchas probabilidades de acierto. 


La sabiduría popular decía;
 Si cuando se esta ocultando el Sol, hay nubes y parece que hay “dos Soles” y nos sabes cual es el verdadero; en unos días llueve.
 Otra; Las moscas cuando están paradas en la pared de tu casa y están colocadas cabeza abajo va a llover o llueve.  Hay muchos más pero no es el caso.


 
Entre los años 1950 y 60 era un chaval que, como la gran mayoría de mi pueblo trabajaba en el campo. Y como decía antes utilizaba la sabiduría popular para realizar los trabajos ordinarios utilizando los “métodos” que iba aprendiendo poco a poco y que por mi edad más me interesaban.
Hace unos días unos amigos entre los cuales se encontraban Rafa Casaña y Carlos Viadell   sin predeterminación, estuvimos visitado los molinos de viento de Alcublas, muy antiguos pues se remontan a los siglos quince o dieciséis.
 Estos molinos debido a la altura en que se encuentran se divisan a mucha distancia. En días limpios y soleados son perfectamente visibles desde Pedralba. Sobretodo uno que por su ubicación lo es más.
Estos molinos tan antiguos que gracias a los cuidados de las gentes de Alcublas, todavía podemos contemplarlos y disfrutar de su presencia.  Representa, o representaba para mucha gente de Pedralba, uno de los “métodos” infalibles para saber con exactitud a la hora que uno se encontraba. 


En verano y si una persona se sitúa estando en Pedralba de espaldas al Sol y si su sombra se alinea con este molino que he mencionado más visible, es justo medio día solar. O sea. Las doce en punto. Hora de parar para comer. “Todavía entonces no se había adelantado las horas del reloj.”
 A los dieciséis años a esas horas el hambre se hacía sentir, más, cuando uno ya llevaba cuatro horas detrás de un arado.  Por esa razón esperaba con ansiedad comprobando con cierta frecuencia que mi sombra se alineara y mirando si coincidía con el “molinoco” de Alcublas. Como decíamos entonces.
Reclamando con cierta insistencia sin ser irrespetuoso, reponer fuerzas y refrescar a la sombra del más próximo y frondoso algarrobo del lugar del trabajo. Muy prolíferos en aquellas épocas que desgraciadamente quedan tan pocos.
                                        

 José L. Sanmiguel.


2 comentarios:

  1. Muy interesante J. Luis:
    Es curioso el uso que también se le daba a estos molinos de Alcublas, desde otras poblaciones como Pedralba, solo había que tener buena vista y buena sombra.
    Pero la irresponsabilidad y mala sombra de algunos están deteriorando estos monumentos, restaurados hace muy poco.
    Parece MALASOMBRA POLÍTICA.
    ¡Que pena!

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  2. Interesantisimo artículo etnográfico, gracias Miguel.

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