Pues si lo Triops
cancriformis que días atrás veíamos debajo de una gruesa capa de hielo, ya
no están, se han muerto, han cumplido su ciclo vital y ahora sus cuerpos están
en los charcos secos.
Si, aquellos que realizaban múltiples cabriolas mientras
los fotografiábamos, ya no viven, su cadáveres demuestran una vez mas, que la
naturaleza sigue su ritmo, marcado por ella misma.
Su vida es muy rápida y están perfectamente adaptados a
sus medios, las aguas efímeras. Su rápida eclosión con temperaturas adecuadas,
23º como mínimo, es de dos a tres días.
Nada mas nacer empiezan a comer frenéticamente de todo lo
que les sale al paso. Se alimentan principalmente de detritus, pero no rechazan
los branchipus, renacuajos e incluso a sus congéneres cuando están mudando el
caparazón y son mas débiles.
Si vida es corta pueden durar hasta mes y medio, pero se
aseguran una abundante descendencia. Pueden alcanzar hasta 10 cm.
Los machos suelen escasear, pero las hembras pueden
cumplir la función de ellos (partenogénesis), sin la colaboración de los
machos.
La expansión a otros puntos de agua puede deberse a que
sus huevos quedan apegados a las patas de las aves cuando beben en los charcos
y luego van a otros puntos de agua.
Este curioso habitante que esta con nosotros desde el Triásico,
ha vuelto a cumplir sus ciclo y no volverá ha estar con nosotros, hasta que las
condiciones le sean propicias.
Fuentes:
Gallipato
Alcublano
J. R.
Casaña
Cada vez que leo algo sobre estos bichitos más me asombran. Tres días de vida y son más viejos que el mundo.
ResponderEliminarUn saludo, anmiguel.
Aún están vivos en el charco experimental que tengo en Pedralba . Ha debido estar al límite de helarse y como aun tiene agua , siguen con vida.
ResponderEliminarCon los primeros frios ya desaparecieron las Isauras mayeti y más tarde los branchipus.
Me gusta mucho la primera foto.
Un saludo amigos.