Siempre hay un antes y un después. Es lo normal. Es
el destino de la vida, de la historia,
de lo filosófico de los acontecimientos que se suceden sin parar automáticamente. Es inevitable como la vida
misma.
Con este
normal funcionamiento de las cosas podemos comparar y adquirir experiencias
para después sacar las conclusiones, aprender de ello y a sí evitar cometer
errores, sacando soluciones y minimizar
los deterioros que se puedan cometer.
Pero hay
quien se empeña en romper el reglamentario funcionamiento de hacer lo conveniente, lo practico, lo
correcto para que ese después sea
evitable o se pueda prolongar. O
no suceda.
Y tener que sufrir las terribles consecuencias de
no prevenir ese después para prolongarlo
en el tiempo todo lo posible para beneficio de las personas y las cosas y,
también de la naturaleza.
Entre otras
muchas cosas, a lo que me refiero son los repetidos incendios, que casi
puntualmente se suceden todos los veranos que muchos de ellos podrían ser
evitados.
¿Cómo
evitarlos? Pues dedicando tiempo. Atención e interés en cuidar los montes, con
el presupuesto necesario para intentar en lo posible que estos hechos sucedan y
que cuando sucedan tengan las mínimas repercusiones para que las consecuencias no sean tan desastrosas
como viene pasando.
Rafa Casaña
demuestra en su exposición de fotografía titulada -ANTES Y DESPUES- con todo detalle, los resultados tan
devastadores de esta, -que me atrevería a llamar- negligencias de la administración.
Dedicada a otros menesteres que al parecer
interesan más. Abandonando los montes de los pueblos de la Serranía que este año y
el anterior han sufrido tan desastrosas secuelas del DESPUES tan horrible
y que en gran parte se podría haber evitado.
Lo que ha supuesto la enorme desaparición de
especies de animales, pájaros, árboles, arbustos y vegetación en general. Con
la degradación del paisaje y del medio ambiente y que afecta seguro
al cambio climático que tan amenazado está.
Pedimos a las autoridades correspondientes que
tomen conciencia y que tengan presente ese
ANTES Y DESPÚES que también se refleja en las fotografías de Rafa Casaña
en la exposición.
Gracias Rafa por tomarte ese trabajo y dejar
constancia del desastre que significa el actual estado en que se encuentran los
montes de la serranía, a la que tardaremos en ver y muchos ya no veremos, ese
ANTES que tanto nos gustaba y, que tantos beneficios reporta para todos y
ahora desaparecido y no sabemos por
cuanto tiempo.
José L. Sanmiguel.
Imágenes: José Luis Sanmiguel
J. R. Casaña
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