El picogordo es un pájaro
habitualmente poco conocido por la gente. A diferencia de otras especies mejor
conocidas, éstos pasan desapercibidos debido a sus hábitos discretos y a que,
generalmente, no se les suele encontrar con facilidad en los ambientes
mediterráneos de nuestra región. En estas zonas suelen estar por poco tiempo y
en épocas determinadas.
El picogordo, como sin
duda reconoceréis al ver las fotos, es un ave con el nombre bien puesto.
Por nuestro terreno se ven
muy raramente, siempre en invierno (no
todos los años) y algún individuo solitario lo que dificulta enormemente el
poder localizarlo y fotografiarlo.
Cosa que no ocurre en otro lugar no muy alejado como es
en Motilla del Palancar (Cuenca) donde se pueden ver bandadas de más de veinte
individuos de todas las edades acudir a los bebederos.
Donde sí se ven con
normalidad es en el interior, donde el clima es más frío. Su abultado y grueso pico le hace un pájaro
de características bastante original. Tiene unos ojos vivos que le dan un
aspecto, junto con su regordete cuerpo, de actividad y vigor. Además, de su
colorido, canela, marrón, azulado con ciertas iridiscencias, blanco y negro.
Mi corta experiencia con
él, la única, fue dentro de un aguardo esperando su llegada para comer los
alimentos depositados con anterioridad para fotografiarlo.
El alimento destinado para
tal efecto eran pipas de girasol (muy preferidas), diferentes simientes
variadas, entre ellas maíz troceado,
cacahuete, almendra y, curiosamente sal,
que de vez en cuando picotean ligeramente. Y por supuesto, un pequeño
estanque de agua artificial para poder
abastecerse de agua y que, debido al frío, en esta ocasión estaba helado, patinando
el pájaro sobre él al intentar beber. Aún así, se agradeció esta circunstancia,
ya que ofrecía imágenes en diversas posturas divertidas.
Cabe destacar que, a pesar
de salir un día soleado, hacía bastante frío en Montilla del Palancar, zona que no se caracteriza precisamente por el calor,
y mucho menos a finales del otoño.
Por eso, las seis horas
que estuvimos dentro del aguardo tampoco lo tuvimos. Eso sí, fueron horas de
disfrute fotografiando gran variedad de fauna que acudía a buscar alimento y
agua. Cuando se acostumbran a un lugar para buscar alimento, estos pájaros no
son muy esquivos. Se muestran bastantes confiados, lo que facilita hacerles
fotos.
Otro día contaremos
anécdotas y características de otras especies. Hay muchas.
El picogordo mide entre
16’5 y 18 centímetros, siendo su envergadura de 29 a 33 centímetros. Su peso
oscila entre 48 y 62 gramos, teniendo las hembras un menor peso y envergadura.
Su característica más
relevante ,y de ahí su nombre, es el potente pico que posee.
El plumaje es más
llamativo en los machos que en las hembras.
Es migrador parcial. Los
datos que se desprenden de aves anilladas indican que, junto con las aves
sedentarias de la Península, e invierno conviven con aves provenientes de
Alemania, Bélgica, República Checa, Suiza, Francia y Holanda.
Su hábitat está
relacionado con su alimentación, básicamente de bayas y semillas, por lo que
busca lugares donde las pueda encontrar y siempre cercano a puntos de agua.
Vive desde casi el nivel del mar hasta lugares de elevada altitud donde ya
escasea la vegetación arbórea.
No es un pájaro muy
abundante como reproductor en nuestro país. Según Purroy, en 1997 las parejas
reproductoras rondaban cerca de las 4.000 o 5.000. El “Atlas de las aves
reproductoras de España”, daba unas 5.000 pareja reproductoras, y según el
programa SACRE, en 2005 la población iba en aumento. No está considerado como
especie amenazada.
De cara al ser humano, es
una especie tímida y huidiza, desenvolviéndose habitualmente en las ramas altas
de los árboles. Su comportamiento durante la alimentación puede ser agresivo
frente a congéneres de su misma especie e incluso otros de especies más
grandes.
Su supervivencia media
sería alrededor de los cinco años.
Recibe diversos nombres en
las lenguas de nuestro país. Así, en catalán es “durbec”, en valenciano “trencapinyols”,
en gallego “bicogroso”, en vasco “mokolodia”, y en Andalucía se le conoce como “cascanueces”,
haciendo alusión todos ellos a la característica más notable: su pico.
Para terminar publicamos
el resumen de un artículo de nuestro colaborador y asesor Toni Polo.
La situación del Picogordo
(Coccothraustes coccothraustes) en la Comunidad Valenciana en relación a su
fenología, movimientos migratorios y distribución estacional. Los datos
recopilados indican que la especie se presenta de forma más abundante durante la
migración otoñal y la invernada, siendo más escasa durante el paso prenupcial.
Sólo se citó rara y ocasionalmente durante el periodo de cría.
Los efectivos de la
especie fueron muy irregulares de unos años a otros, habiéndose reconocido
durante el periodo de estudio tres episodios de irrupción.
Su distribución y
permanencia en las comarcas valencianas estuvo estrechamente relacionada con la
disponibilidad trófica, mostrando una gran dependencia por formaciones de Almez
Celtis australis.
José Luis Sanmiguel
Salvador Viadel
J. R. Casaña
Colaboradores: Toni Polo y
Carlos Micó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario