5-09-2015
Después
de un periodo de “inactividad bichera” por la zona decidimos reunirnos una vez
mas para visitar algunos de los más carismáticos puntos de Alcublas.
La
cosa prometía, íbamos con la intención de fotografiar al gallipato y nos
reunimos temprano en la cooperativa para partir.
Como
nos sobraba un poco de tiempo hasta la hora acordada decidimos visitar la
Balsilla, que, pese a las lluvias y el “mal tiempo” no tenía agua y no era mas
que barro.
En
el abrevadero pudimos disfrutar de la presencia de renacuajos de sapo partero y
de la chara, una especie de vegetación acuática que lucía verde en el agua.
Como
curiosidad, pudimos presenciar a los renacuajos darse un festín con una
almendra, demostrándonos una vez más, lo oportunistas que son.
Ahora
sí, cogimos el material y nos dirigimos al punto de encuentro, donde Luís, Rafa
y yo, esperábamos a Miguel Cervera, de la Pobleta de Andilla. Llevaba tiempo
queriendo hacerme con él, y hoy, era el día.
Así
que, una vez hechas las presentaciones, partimos hacía la balsa Silvestre.
La
balsa tenía agua y mucha vegetación acuática, daba gusto verla, no estaba
llena, pero si repleta de vida.
Para
nuestra sorpresa, pudimos rescatar 3 gallipatos y hasta 12 ranas de un
peligroso efecto trampa.
Nos
sorprendió ver al único macho del trío con las callosidades nupciales, la
primera vez que pude verlo en persona.
Observamos,
fotografiamos y pusimos en libertad a los animales, hoy era su día de suerte.
Nos
dirigimos hacia la tejería, Rafa tenía un tema pendiente allí y estacionamos un
rato en el lugar. Pudimos ver una puesta de sapo partero en el abrevadero y la
fuente funcionaba a la perfección, el paisaje, precioso.
Nos
despedimos de la tejería y subimos camino arriba, hacia la balsa Pedrosa.
De paso visitamos el aljibe del Codadillo, que esta al lado de la carretera, pudimos ver una buena población de ranas y dos culebras viperinas, al parecer, una de ellas cayó en el pozo y se encontraba atrapada, esperemos que pueda trepar por la cuerda que deposité.
Seguimos
el trayecto hasta llegar a la balsa Pedrosa, tenía mucha agua, la enea no había
crecido demasiado y parecía mantenerse controlada, parte de la orilla bastante
verde, saltaban los metamórficos de rana común.
Pudimos
disfrutar de la presencia de varias especies de libélulas, escorpiones
acuáticos y un alevin de gallipato, que fue la estrella del lugar, con sus
largas branquias y rápidos movimientos.
Se
nos hace tarde, charlamos un rato, debatimos sobre temas diversos y nos
despedimos con un buen sabor de boca y, cómo no, con ganas de repetir.
David
Candel Arbó.
Imagenes:
David
Candel Arbó
Rafa Casaña
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