Que noche más agitada. Mucho dar vueltas y apenas
he podido encontrar comida. No he tenido más que incidencias y además,
desagradables. El dueño de la casa nos lo pone difícil. Sobretodo esta noche.
He tenido que estar más de tres horas escondida detrás del frigorífico
esperando se fuera a dormir por que me estaba acosando con una escoba en la mano. A sí que, me he
pasado parte de la noche detrás de la nevera. Sin apenas probar bocado.
Si todo esto
fuera poco, este señor tiene un montón de gatos. Algunos, inofensivos. Pero hay otros, que son de
cuidado.
No lo
entiendo.
Tienen
comida de sobra por todas partes. Y nos persiguen sin piedad. Se toman su
“deber” demasiado al pie de la letra.
Algunas veces con mucho peligro, nos acercamos y rápidamente
hacemos acopio de esa comida que es estupenda. Sobretodo cuando el hambre
acucia y minimizas el peligro, por que el que manda es el estomago y este no
sabe de riesgos, solo sabe de satisfacer a sus jugos gástricos que al parecer,
son muy exigentes cuando sienten necesidad de entrar en acción.
Que por
desgracia es, con demasiada frecuencia.
Pero, demasiado peligroso llegar al tiesto de la comida. Los riesgos
son muchos y de fatales consecuencias. Más de uno no ha repetido.
Después de
esta nochecita pasada estoy cansada, nerviosa y no me puedo dormir. Tenía ganas
de refugiarme.
Necesito
descansar, alimentarme, mi preñez me lo exige. El culpable de mi estado si le
oigo dormir. Está a mi lado. Muy cerca, en nuestro nido. Como siempre. Él, con
depositar su semen en mis entrañas, prácticamente ha terminado su cometido.
Me parece… que me estoy adormilando. Que sensación
más agradable. Que bien…
¡Que es ese
ruido!
Algo he oído
que no me gusta nada.
Que calor hace.
Ahora que creía que me dormía.
¿Oigo ruidos
o me lo parece? Será el cansancio que me hace oír cosas inexistentes.
¡No! Otra vez ese ruido y esta vez con más
claridad.
Lo que me
faltaba.
Mi compañero ni se entera. Duerme. Que suerte.
¡Otra vez
ese ruido!
Ahora si estoy convencida de que lo he oído.
Algo se
acerca con mucho sigilo. Pero no veo nada. Y no me conviene moverme, es la
mejor forma de pasar inadvertida.
¡Otra vez
oigo lo mismo!
Y cada vez más cerca.
¿Qué será?
Nada bueno seguro. De noche nosotras buscamos
comida y de día, son otros la que la buscan.
A sí no se puede.
Sigue haciendo calor y cada vez más.
Algo se
mueve por delante de mi y no puedo ver que es, pero… veo como de cuando
encunado se mueven las hierbas que tengo delante.
¡Esto no me
gusta nada!
Esta claro que de dormir ni pensarlo, o me puede
costar muy caro. Todo lo contrario, tengo que estar muy alerta. Me juego mucho
en ello. Tengo que llevar a buen término lo que tengo en mis entrañas. Es mi
obligación y además, yo, también cuento.
¡Otra vez el mismo ruido!
Es como un
rozar con mucha cautela apenas perceptible, pero está cada vez más cerca y se
percibe con más realidad. Pero, no veo nada.
Mi
compañero también lo ha oído y se ha incorporado ligeramente.
Actúa de
forma inconveniente. Parece mentira lo que hace. Es un insensato.
Se ha puesto nervioso y se esta moviendo. Cosa que
no debe hacer. Si estas inmóvil es mucho mejor. Es muy nervioso lo conozco
bien. Lo malo es que nos delata a los dos. Debería advertirle que no lo haga,
pero para eso también me tengo que mover y no quiero.
Es muy arriesgado.
Ahora he visto moverse algo como a un metro y medio
de nosotros.
¿Pero
todavía no se que es?
Esto no me
gusta nada, algo va a pasar y nada bueno. El padre de mis futuros sucesores se
comporta con mucha imprudencia y nos puede costar muy caro. Y lo sabe. No le
entiendo. Estará cabreado por que no lo dejan dormir. Debería comportarse con
más cautela.
¡Madre mía, ya he visto que es!
Intentaré
hacer un poco de hoyo con mis patas traseras para ocultarme más, muy, muy
discretamente en mi nido.
¡Pero que hace mi compañero! Esta dando vueltas
sobre si mismo para hacer lo mismo que yo, pero… ¡a sí, no!
Estoy segura que nos ha olido. Vista no tienen mucha
pero olfato, con esa lengua bífida no se escapa nada.
¡Se está levantando y se dirige hacia nosotros! Y
mi compañero no se puede estar quieto. Va a pasar algo desagradable. Se esta
balanceando al mismo tiempo que se acerca. Esto no tiene remedio.
¡Que horror!
¡Se hace hacía atrás, se va a lanzar!
Cerré los ojos al mismo tiempo que oía un ruido que
no obedecía a lo que estaba sucediendo a nuestro alrededor. Sentí un terrible
pánico. No podía abrirlos y pensé que me había tragado a mí y a mi compañero.
Respiro con dificultad, agitada, ¡pero respiro! Por
lo tanto estoy viva.
¿Y mi
compañero?
Cuando el
pánico se me pasó un poco miré a mi lado y le vi muerto de miedo, pero vivo.
Nos miramos sin creer que pudiéramos hacerlo ilesos.
El dueño de la casa donde habíamos estado buscando
comida la noche anterior se alejaba con ella en la mano. Colgando. Todavía
se retuerce. Tengo que decir que no lo siento.
Nuestro gran enemigo a noche, ahora, nuestro gran
salvador. Incongruencias de la vida.
José L
Sanmiguel.
Imágenes:
Salvador Viadel
Paco Micó.