Los sapos son animales de
costumbres nocturnas, al igual que sus parientes y haciendo gala de su
comportamiento anfibio, a menudo salen con la lluvia, si a esto, además, le
sumamos que son capaces de realizar migraciones reproductivas tenemos como
resultado la clave de su observación en el medio natural con éxito, es decir,
una noche lluviosa primaveral u otoñal.
En dichas migraciones, que
como antes hemos citado, suelen realizarse normalmente en primavera u otoño,
decenas de sapos (y demás anfibios) abandonan sus refugios en busca de un punto
de agua que les permita completar el ciclo con total garantía.
No obstante, el panorama
ya no es el mismo que hace décadas, dado que se han modificado los puntos de
agua, contaminándolos, vallándolos, introduciendo especies exóticas e incluso,
haciéndolos desaparecer sin más, desecación.
A todo esto debemos de
añadirle un “pequeño gran” detalle, un matiz, que a ojos de cualquiera resulta
algo insignificante, y eso son las carreteras.
Y ya no es tanto el número
de carreteras sino más bien la localización de estas, puesto que basta con
construir un simple tramo de doble sentido de punto A a punto B que cruce justo
por una importante zona de paso de anfibios para que toda una población corra
el peligro de extinguirse.
Puede sonar dramático,
pero desgraciadamente la situación actual es muy desfavorable para ellos, y
esto último que hemos mencionado he podido vivirlo en Llíria, donde en la
carretera que une Llíria con Alcublas mueren aplastados decenas y decenas de
sapos comunes (Bufo spinosus) que tratan de llegar al otro lado de la
carretera.
El problema de todo esto
es que parece ser que nadie se toma enserio esto, a nadie le preocupa.
Algo tan sencillo como una
señal que indique precaución por paso de anfibios especialmente en noches
lluviosas sería una medida que logre llamar la atención del conductor y le
avise de que debe circular con especial precaución.
En Europa nos llevan años
de ventaja en lo referente mediaciones de este tipo y no solo se limitan a la
señalización sino también a actuar directamente sobre el problema, construyendo
pequeñas paredes que desembocan en túneles que cruzan la carretera por debajo
de la misma, lo que facilita el paso de pequeños animales (en este caso los
anfibios) y garantiza no solo la supervivencia de los adultos sino también la
llegada al punto de cría.
Para terminar, recordar
que no todo son malas noticias y no todas las personas carecen de sensibilidad,
es por ello que siempre hay gente dispuesta a echar una mano y ayudar en medida
de lo posible, por ello, desde Gallipato Alcublano trataremos de actuar en todo
cuanto podamos.
David Candel.
Imágenes:
David Candel
Rafa Casaña