Al fin después de muchos
contratiempos, nos volvimos a encontrar con los voluntarios de UVUA, caras
conocidas y caras nuevas, estaban otra vez en Alcublas, para dejar el entorno
de la Balsa de la Pedrosa, como estaba antes
de su actuación en el mes de agosto de año pasado.
Su actuación evito que entrase la
ceniza del incendió forestal que asoló el termino de Alcublas el año pasado.
El viernes fue la toma de contacto,
fueron llegando al Albergue y compartimos mesa y mantel en una cena entrañable
y amistosa.
El sábado ya estaban actuando, pues
era mucha la faena que había que realizar y no se disponía de tantos medios
como en el verano (exámenes), pero allí estaban, entusiastas dispuestos a dejar
la balsa en su estado anterior.
Empezaron con las acequias
auxiliares, se tuvo la suerte que pasó Toni con su tractor que facilito mucho
la faena y removió la tierra. Tapándolas para así inutilizarlas.
El Gallipato Alcublano había rescatado
ninfas de gallipato y renacuajos de pintojo y partero de la Balsilla que se esta
secando y les cedimos los honores de introducirlos en la Pedrosa, lo que hicieron
gustosamente.
El siguiente tajo fue destaponar el
aporte de agua de la Rocha
Juliana y volver al nivel, para su perfecta entrada a la
balsa.
El arrastre de los árboles quemados
desde el monte a la carretera, también habían cegado la acequia que recepciona
el agua proveniente de la Rocha Juliana, que se dejo en su
estado inicial.
Tocaba comer y se fueron al Albergue,
para hacerlo y tener un merecido descanso.
Por la tarde con renovados ímpetus
tocaba proteger la balsa con unos muretes, que por cierto se hicieron de piedra
seca, y plantar árboles, pero de esto hablaremos en otro artículo.
Se empezó a buscar piedras, para que
los “pedrapiquers” fuesen efectuando
los muretes, para impedir la
circunvalación a la balsa por lo coches y facilitar la recuperación de flora de
la misma.
No era un trabajo fácil el
confeccionar los muros, la rotura de alguna herramienta hizo que se ralentizase
el trabajo, pero las ganas eran muchas y se fueron capeando los problemas.
El sol ya estaba decayendo, les pedí
una foto del grupo, la hicimos y continuaron con su labor de ayuda a la
naturaleza, cuando ya estaba anocheciendo volvieron al Albergue, pensado que
era mucha la faena pendiente que retomarían al día siguiente.
El domingo, puntuales, volvieron al
tajo, tenían que acabar el segundo murete y rematar todos los tajos, los
estudios habían obligado a algún voluntario, retornar a Valencia, por lo que no
se contaban con las mismas fuerzas.
Pero se siguió la hoja de ruta, para
dentro de lo posible dejar los trabajos terminados.
Agradecemos todo el trabajo realizado
al grupo de voluntarios de UVUA y esperamos seguir colaborando en futuros
proyectos.
J. R. Casaña.