Habíamos contactado con David Rodríguez, biólogo
paleontólogo, para enseñarle el término, pues tenía que hacer un trabajo sobre
los fósiles de Alcublas.
Tema que igualmente nos apasiona, así que quede con
David Candel y fuimos al encuentro, de paso, de nuestras balsas y navajos.
Parada obligatoria fue la Balsa Calzón que nos parecía
excesivamente llena de pan de rana. Aunque su entorno estaba muy bonito con los
almendros en flor.
Una vez producido el encuentro y después de trazar un
itinerario, partimos hacia el Navajo de las Lomas, el cual tenía bastante agua
pero no habían signos aparentes de vida. David Rodríguez tomaba notas y
muestras de los alrededores.
La próxima parada fue el Navajo de Junco I, que también
estaba bien surtido de agua y había algunos renacuajos de parteros y corredor,
así como abundantes Notonectas. Los
pimpollos toman ya forma de árbol.
Nuestra sorpresa en el Navajo de Junco II, fue grande
un sapo moteado,
Pelodytes punctatus
(Daudin, 1802) también cuatro sapos corredores Epidalea calamita (Laurenti, 1768), lo sorprendente era que uno de
ellos no tenía la raya amarilla en su lomo.
El tiempo pasaba deprisa nuestro invitado David
Rodriguez, seguía tomando muestras y sorprendiéndonos la cantidad de fósiles,
que encontraba, como se nota los profesionales.
Seguimos hacía el Navajo del Barranco del Agua, tenía
bastante agua pero había poco vida en su interior, si exceptuamos las
sempiternas Notonectas.
No pudimos continuar nuestro camino, pues los árboles caídos
siguen tapando los caminos, aunque en este caso poco podemos hacer ya que estábamos
en terreno fronterizo entre Alcublas y Altura y estos caminos correspondían al
término de Altura.
Nuestro siguiente objetivo era el Navajo de la
montanera, rota su imagen por la desaparición del Pino que le proporcionaba
algo de sombra, debido al incendio forestal.
Encontramos algunos Triops cancriformis, con sus
correspondientes mudas.
Teníamos
que parar a comer, aunque lo hicimos en el Navajo de la Caña de los Charcos,
donde nunca nos defrauda la presencia de Triops
Cancriformis, son abundantes y de gran tamaño.
Sin sentarnos comimos y disfrutamos del silencio que
nos envolvía.
Nos quedaban pocas horas de luz y nuestro recorrido
debía de seguir.
Llegamos a la Reserva de Fauna del Prao, preferiríamos lo
hubiesen declarado HUMEDAL DE INTERIOR, pero no fue así la foto primó.
Estaba con mucha agua y el momento era mágico, el sol
empezaba su ocaso.
El Navajo del Prao nos deparó la sorpresa de tener en
su interior a Chirocephalus diaphanus (Prévost,
1803), llevábamos mucho tiempo sin encontrarlos, buenas noticias para Paula
Carolina Rodríguez Flores, pues conocemos su interés por ellos. Eran
abundantes, asi como los Branchipus
schaefferi (Fischer, 1834).
Mientras David Candel rescataba un sapo partero (Alytes obstetricans), de un efecto
trampa, también muestreando algunos sapos corredores Epidalea calamita. No para siempre en busca de anfibios.
La belleza de El Prao nos sobrecogía, pero debíamos
seguir, nos quedaban algunas visitas.
La Reserva de Fauna de la Balsa Silvestre tenía
bastante agua, no tanta como nos hubiese gustado, el sol ya casi no nos
acompañaba, debíamos de acabar o nos envolvería la obscuridad.
Nos llevamos una alegría al observar que la Balsilla
tenia abundante agua, Angel Galvez nos comunicó que había encontrado Gallipatos
en ella, muy buenas noticias a la espera de que se puedan hacer las mejoras
solicitadas a la Diputación de Valencia.
Una jornada muy interesante cabalgando entre biología y
paleontología.
Agradecemos a David Rodriguez, David Candel y Angel
Galvez esta estupenda jornada.
Rafa Casaña.
Imágenes: Rafa Casaña y David Candel.