El verano del 2012 nos dimos
cuenta, que uno de los factores que propiciaron la gran extensión del incendio
forestal que padecimos, fueron las aligas.
Si ese arbusto espinoso, muy
espinoso, de la familia de las leguimonosas, que según los técnicos puede
llegar a los dos metros de altura, aunque antes del incendio vimos ejemplares
más grandes en la Umbría
de Chocolate.
En el primer año después del
incendio no aparecieron, ni rastro de ellas, pero son constantes, fuertes y
expansivas.
Hace unas semanas cuando la
alegría de ver tanto pimpollo nos inundaba el alma, empezamos a verlas salir,
rectas, fuertes pinchosas, muy pinchosas.
No era un espejismo, era la cruda realidad de la
recuperación natural del monte. La aliaga es muy abundante en Cataluña, Aragón,
Castilla y Comunidad Valenciana.
Debido a que se han perdido gran cantidad de sus usos
antiguos, como los hornos, alimento para el ganado, celebración de fiestas, su
proliferación es grande, claro ya no da dinero, ese es el problema.
Ante esta nueva situación preguntamos a técnicos
forestales y entendidos sobre la nueva situación y las posibles acciones a
llevar a cabo.
Las respuestas han sido muy dispares y en nada
alentadoras, quien haya respondido. No nos han dejado claro lo que es más
conveniente para nuestro monte.
Poco podemos hacer, no obstante desde el Gallipato
Alcublano vamos a tomar la postura de quitar el máximo número de ellas del en
torno de nuestras balsas, navajos y clochas.
Enorme trabajo que procuraremos ir haciendo, te animas a
ayudarnos, si es así contacta con nosotros. Gracias.
Así intentaremos dejar los alrededores de nuestras
balsas, navajos y clochas.
J. R. Casaña