El día no era muy agradable para salir, el viento y el
frío, daban ganas de quedarse en casa al lado de la estufa.
Realmente el viento tiraba de espaldas, nos costó
acercarnos al coche y no te digo ponerlo en marcha.
Pero queríamos ver como estaban nuestras balsas y navajos
y a mal tiempo mucho animo.
Todo presagiaba que en los navajos en los que hubiese
agua estaría helada y poco a poco nos dimos cuenta que era así.
Empezamos por el Navajo de las Cañadillas y aunque el
viento nos tiraba, el agua que tenia el navajo estaba quieta, lógicamente
estaba helada.
Seguimos por la Balsa Silvestre y clara debido
a su capacidad no estaba totalmente helada, pero en los bordes si que se
mantenía el hielo.
En el Navajo de la Roza, que no tenia mucha agua, el hielo también
se había enseñoreado de ella, el viento seguía con mucha fuerza.
Hace tiempo que teníamos ganas de visitar una balsa de
obra, en la partida de la Roza
que se hizo para aforar un pozo, que después no manó, antes del incendio estaba
totalmente cubierta de vegetación, ahora la encontramos en seguida, la poca
agua que tenia, también estaba helada.
Parecía que el frío se hubiese enseñoreado de todos los
puntos de agua, la siguiente visita fue al abrevadero de las Dueñas.
Y cuan largo era estaba helado.
Debíamos de comprobar hasta donde había llegado el frío y
nos encaminamos al Navajo de la
Chupidila, pese al viento no se movía ni una sola ola, estaba
totalmente quieto, el hielo era su dueño.
El Navajo de la
Casica vieja o de Teresa, no se libro del hielo, nada mas
llegar a su entorno nos dimos cuenta que también estaba helado.
Pensamos que quizás mas abajo los navajos se habrían
librado de la helada y visitamos el Navajo de cemento de la Casica Vieja, pero tampoco, la
masa helada era presente.
Ya teníamos bastante, el frío se nos había metido en los
huesos y debíamos regresar al pueblo.
Impresionante helada y bajadas de temperatura hemos
tenido, pero os podemos garantizar, que los habitantes seguían dentro.
J. R. Casaña
El frío, incluso el hielo, es importante para la maduración de las gónadas de nuestros anfibios. Cuando experimentalmente se quiere inducir a la puesta de algún anfibio, incluso con inyección de hormonas, es importante hacerle pasar por una fase de temperaturas muy bajas. Después de todo, es parte de su ciclo biológico.
ResponderEliminarMuchas gracias Jesus, por tus siempre oportunos apuntes. Saludos.
EliminarBaya mañana de temperatura que en contratéis, pero parece que que a los moradores de las diferentes valsas no les importa, incluso les beneficia. Y a vosotros tampoco lo hizo.
ResponderEliminarUn saludo, Sanmiguel.
Jesus: Parece, que también, muchas semillas requieren de esas bajas temperaturas para poder germinar ¿No?
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