Pues si ha llovido, pero muy poco para lo secas que están las balsas y navajos de nuestro pueblo, Alcublas.
Este fin de semana hemos hecho un recorrido por algunas de ellas, para ver como se había comportado la lluvia con ellas y el crecimiento que habían experimentado, la suerte ha sido dispar pues en no todas el aporte hídrico se ha notado.
Es lo que tiene la lluvia que no cae con la misma intensidad en todas las partes del término, pues así nos lo confirmaban los charcos o la ausencia de ellos en pocos metros de diferencia.
El recorrido lo empezamos por la Balsa de la Mina, no podía ser más descorazonador, ni una gota, se podía transitar por toda su cubeta, la ausencia de agua es total, pese que hace algunos años tenía, incluso nacimiento del liquido elemento, pero claro ahora esta seco.
La siguiente fue el Navajo de las Cañadillas, que en nuestra anterior visita estaba totalmente seca, ahora la veíamos con algo de agua, las separan no llega a 500 metros en línea recta, este navajo que es de cemento se ha regenerado totalmente, hay vegetación palustre en el, si había recogido algo de las lluvias pasadas.
Seguimos con una de las que tenemos apadrinadas, la Balsa Silvestre, estaba con un agua limpia, muy limpia. La lluvia ha sido generosa con ella y la turbidez y escasez de agua que vimos había desaparecido, el agua era transparente.
Pero un personaje se había instalado en ella, la ENEA, enemigo indomable de nuestra otra balsa apadrinada la Pedrosa.
Nos pusimos inmediatamente manos a la obra y arrancamos de raíz las cinco o seis matas que habían salido. Nos falta quitar dos matas que se resistieron a nuestros esfuerzos, volveremos con herramientas y las quitaremos.
Seguimos con el Navajo de Rozas que también es de cemento pero que se ha regenerado convenientemente, aunque los juncos crecen con mucha rapidez, pero aun divisamos ranas y había crecido desde nuestra última visita, la cantidad de agua.
Este verano pasado la brigada de Alcublas había limpiado y jalbegado (encalado) el Chariz (abrevadero) de Las Dueñas, debido al efecto de la cal pensamos que no encontraríamos vida en el, pero si que la vimos, renacuajos, larvas de mosquito y algunas de ellas a punto de eclosionar.
Ya volvíamos a casa y pasamos por la mas emblemática de Alcublas, la Balsilla, lastimosamente estaba prácticamente seca. El día fue bonancible, veremos mañana que tiempo hace.
Empezamos en el Navajo de Junco I, algo apartado del camino, tenia sobre un palmo de agua, pero exceptuando a las notonectas no había nada mas, por las marcas se veía que había recibido agua de las recientes lluvias. El sonido de las motos se oía potente, los cazadores no estarán contentos.
Proseguimos en la partida de Junco, realmente agreste y bella, llegamos al Navajo de Junco II, estaba lleno a rebosar, sus claras y limpias, si que albergaban vida, la abundancia de renacuajos eran evidente. El silencia se podía oír. Estos momentos en el monte son realmente incomparables.
Habíamos bajado mucho de altitud para llegar al último navajo, ahora nos tocaba afrontar una empinada cuesta, que incluso se ha tenido que cementar.
Iniciamos el tramo final de nuestro recorrido, disfrutando del paisaje que nos rodeaba, lastima del incendio de la Calderona, que nos privó de árboles más longevos.
Nos dirigimos al Navajo del Poderoso, que en nuestra visita anterior el agua brillaba por su ausencia, pero esta vez si que tenía, casi un palmo, y pese a todo encontramos ninfas de libélulas en su interior.
Tocaba volver al pueblo habíamos hecho nuestro trabajo y disfrutado de toda la belleza del monte.
Gallipato Alcublano
Un recorrido saludable, amplio de inspección y vigilancia. Siempre preocupados por esos seres que viven tan ocultos a los ojos de los inexpertos. Pero que sin duda, tienen su misión es esta vida.
ResponderEliminarUn saludo, Sanmiguel.
Por que se eliminan las ENEAS???
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarEs una buena pregunta.
No se trata de eliminar la enéa, sino de reducir la densidad y la superficie ocupada. La causa es que cuando existe un excesivo desarrollo de la vegetacion palustre en una charca, ésta acaba ocupando la totalidad de la superficie, dejándola sin aguas libres. En lagunas y humedales de mayor tamaño la enéa crece solo en las orillas y no aparece en las zonas de más de 50 cm de profundidad. En las charcas con una profundidad menor pueden ser ocupadas por completo por la enéa.
Aunque es conveniente dejar una pequeña mancha de enéa para facilitar refugio y sustrato para algunas especies, las aguas libres van a permitir el desarrollo de macrófitos (Chara, Potamogeton, etc.) que albergan una mayor biodiversidad de plantas y animales.
En todo caso, el control de la enéa y otras especies palustres debe ser estudiado caso por caso. No es un principio que se deba aplicar siempre.
Espero que te lo haya aclarado. Un saludo