Grupo de voluntarios que cuidamos la biodiversidad de las balsas de Alcublas

sábado, 17 de septiembre de 2011

El Zebro o Encebro.

Alcublas es un pueblo que ha estado muy ligado a los animales domesticados para su uso en el campo, en las diversas faenas que para ello eran requeridos.

Primero se utilizaron las yuntas bueyes, mas tarde aparecieron los machos (mulos) y burros, actualmente hay caballos para la equitación y algún romántico tiene una burra, por lo expuesto nuestro amigo Vicente Sancho nos paso una información sobre el Zebro, especie de asno salvaje o burro que vivió hasta el siglo XV  y la queremos compartir con vosotros.

Durante la Edad Media se le denominaba zebro en Portugal, León y Castilla y zebra o encebra en la Corona de Aragón.

El Zebro se podía corresponder al enigmático Equus hydruntinus del pleistoceno europeo, en el que están trabajando los arqueozoólogos, para sacar en claro estas conclusiones.

Curiosamente los que investigaron mas sobre el Zebro, no fueron los zoólogos, si no los filólogos hispano-portugueses desde hace más de dos siglos, su existencia esta constada desde hace décadas.

En el siglo XVIII Fray Martín Sarmiento (1761) ya utiliza la palabra zebra, que fue la que utilizaron los misioneros portugueses para nombrar a los équidos rallados de África, que también fue tomada por autores italianos, franceses y alemanes del siglo XVII.



En la descripción de Chinchilla (Albacete) ordenada por Felipe II, y realizada en 1576, se encuentra el siguiente texto: "En esta tierra -pues en el resto de España no se conocían-, había muchas cebras, las cuales eran a manera de yeguas cenizosas, de color de pelo de las ratas, un poco mohínas, relinchaban como las yeguas y corrían tanto que no había caballo que las alcanzara" (ORTEGA, 1918).

El Zebro se le describe como un animal parecido al asno doméstico, pero más alto, fuerte y robusto, además de muy veloz en la carrera y bastante mal genio. El pelaje era gris ("de pelo de rata" es un comentario típico en las descripciones medievales) interrumpido por una banda oscura a lo largo del lomo. Parece que el morro era también oscuro, mientras que las patas presentaban rayas blancas y negras por debajo de la rodilla. Vivían en manadas que vagaban preferentemente por llanuras, aunque la caza (su carne era muy apreciada, especialmente por los nobles) y la competencia con los animales domésticos por los pastos fueron empujándolos poco a poco hacia las zonas montañosas.



La principal fuente de información sobre las utilidades que se sacaban del zebro procede de los fueros, que regulan su caza y el comercio de muchos de los productos del él obtenidos.

La carne del Zebro era comestible y, como tal, comercializada (CASIRO, 1928).  A su carne se atribuían propiedades como el quitar la pereza, quizás fuese por su velocidad y resistencia, según la obra  el Arte cisoria, obra escrita en 1420 por el Marqués de Villena. (TERRON, 1983).
También se utilizaba como animal doméstico, principalmente como animal de silla. Seguramente para montarlo como a una caballería.
Su distribución geográfica fue, por el occidente peninsular, desde Galicia al Algarbe, el borde occidental meridional de Castilla la Vieja hasta Teruel, Extremadura, Castilla-La Mancha, Andalucía y Murcia, salvo tres localidades aisladas en Zaragoza y Barcelona.
A partir del siglo XIII se produce una disminución notable, siendo así que en el XIV sólo son mencionados por el Libro de la Montería de la actual provincia de Murcia. La última referencia de zebros salvajes, en su último reducto peninsular, se concreta en torno a 1540.

Parece ser que durante etapas del Holoceno ibérico, anterior a la introducción del asno doméstico en la península ibérica (aproximadamente, siglo VIII a.C.) han aparecido restos del cebroen los yacimientos neolíticos de Terrera Ventura (Tabernas, Almería), Cueva de la Carigüela (Piñar, Granada) así como el yacimiento de Cerro de la Virgen (Granada) (BOESSNECK, 1971; MORALES, 1976; SALCEDO, 1980; UERPMANN, 1976).

El último lugar donde fue abundante, el sureste de la península, conserva varios topónimos relacionados con este animal, como Valdencebro (Teruel), Encebras (Alicante), o Las Encebras (Murcia) en España y Ribeira de Zebro, en el concelho de Moura, en Portugal

Seria estupendo se confirmara la existencia de un asno nuestro, ibérico,  seguramente hasta puede que viviese en Alcublas, pero los humanos con su afán de extensión y colonización, les fueron robando sus espacios, que pena no pasase con Zebro, como con los toros que si han perdurado hasta nuestros días.

Fuentes:
Vicente Sancho Alcayde
http://www.criptozoo.com/es/criptozoologia/dossier/criptidi-terrestri/item/159-la-zoologia-storica-come-complemento-dellarcheozoologia-il-caso-dello-zebro/159-la-zoologia-storica-come-complemento-dellarcheozoologia-il-caso-dello-zebro
http://es.wikipedia.org/wiki/Equus_hydruntinus
http://www.criptozoologia.net/criaturas/criptozoologia/EL_ZEBRO_ASNO_DE_LA_PREHISTORIA/EL_ZEBRO_ASNO_DE_LA_PREHISTORIA.php
http://www.murciaenclaveambiental.es/diciembre-2005.html?idSe=42
Gallipato Alcublano

jueves, 15 de septiembre de 2011

Visitas a nuestras Balsas y Navajos (Navajo Royo, Navajo Caña Ladrero y Balsa la Pedrosa)

Solemos salir los fines de semana, como hemos comentado en diversas ocasiones, a visitar nuestras Balsas y Navajos, para hacerles un seguimiento a su estado, conservación, flora y fauna, tomando las debidas notas graficas y escritas.

En esta ocasión iniciamos el itinerario por una de las balsas mas lejanas de nuestro pueblo por la parte sur y es el Navajo Royo, este día que efectuamos la foto nos sorprendió la lluvia que daba una nota diferente a las que habíamos ofrecido antes del Navajo Royo, pero su agua continuaba siendo roya (roja) de ahí su nombre.


Nuestra visita a este navajo no suele con mucha profundidad, es mas un hecho de gusto por saber como se encuentra su estado, como así hacemos en los 89 puntos de agua que tenemos localizados en nuestro termino.

Subiendo hacia nuestro destino, la Balsa Pedrosa, observamos un navajo que tiene el nombre de donde esta ubicado “Caña Ladrero”, no es muy grande, pero suele tener agua durante todo el año, se hizo al sacar graba (zahorra) para arreglar el camino, he visto huellas de jabalís, torcaces y hemos detectado la presencia de larvas de escarabajo acuático, zapateros y algas, también lo que se entiende por pan de rana. Una vez tomados los datos gráficos, proseguimos camino.



La Balsa la Pedrosa esta al pie del monte Pedroso, claro dentro de la partida de la Pedrosa, esta balsa junto a la Silvestre son las que el Gallipato tiene apadrinadas.

Lo primero que hacemos es un recorrido circular, para  ver como se encuentra su entorno, pero al mismo tiempo todas las ranas, saltando vuelven a su medio natural, las hemos molestado.


Hacemos un muestro de sus habitantes y las mediciones del estado en que se encuentra el agua, temperatura, turbidez, pH, etc.



Cuando regresemos confeccionaremos la ficha de la visita para después remitirla a Roncadell.


Después de la toma de datos, nos quedamos comentando un rato sobre la maravillosa vida de los seres acuáticos, recogemos y nos vamos a seguir visitando nuestros Balsas, Navajos, Gipes y Clochas.

Gallipato Alcublano

domingo, 11 de septiembre de 2011

La pareja de horneros.

Es domingo. Mi día favorito. Nuestro día de descanso. Lo que aprovecho para darme unas pasadas por diferentes lugares buscando amigos y amigas y conocer más y mejor con quien tengo que “lidiar” los próximos meses de mi exigencia.

Actividades que son muy importantes. Siempre hago lo mismo. Y siempre me da resultado.

Pero hoy he visto algo que he considerado interesante. No es la primera vez. Lastima que no suceda más a menudo. He visto a un congénere en la mano de un hombre qué amablemente le ofrecía comida y que devoraba con apetencia. Seguro, qué no era la primera vez.

Era una bonita estampa. Pájaro y hombre confraternizando amablemente. Sin reticencias. Ni cortapisas. Ni temor, sino todo lo contrario. Con amabilidad y cariño. ¿Por qué no puede ser así? Cuantas veces me lo pregunto.

Por desgracia no sucede muy a menudo. Hay que estar muy alerta con los seres humanos o te puede costar muy caro. ¿Que es lo que les molesta de nosotros? No será nuestra alimentación que es a base de gusanillos e insectos. No es posible que sea eso. ¿Por qué nos persiguen y resulta peligroso nuestros contactos?

Seguí revoloteando por todas partes. Buscaba a un semejante con quien armonizar lo que todos los años comenzaba a finales de julio. Tenía que encontrar un compañero. Por lo tanto, quedaba mucho que hacer. Y además, alguien de mí gusto. A veces no es fácil. También encontrar un buen lugar.

De pronto me acordé de la imagen del pájaro comiendo de la mano del hombre. Di un giro de ciento ochenta grados y busque aquel tocayo que me parecía diferente. Por lo menos lo que él hace, no lo hacen todos. No estaría mal compartir con aquel hornerito mis intenciones. Tenía buenas costumbres.

Por suerte, todavía estaba por las cercanías de donde le vi. Me acerque con cautela observando con detenimiento como era y no me desagrado. Al verme se acercó y pregunto por qué había vuelto. Quedé sorprendida y ruborizada. Entre otras cosas por que era un gallardo hornerito. Y también, por que no creí que se hubiese dado cuenta antes de mi presencia. Revolotee a su alrededor con la intención de impresionarle. E invitarle a un cortejo si es que le apetecía.

El, también comenzó a revolotear en mi compañía, al tiempo que lanzaba ligeros murmullos lo que indicaba que no le molestaba mi presencia y entendía mis intenciones. Se paró en un arbusto e incrementó sus murmullos invitándome a qué me posara junto a él. Cosa que hice.

Durante un tiempo estuvimos cantando juntos. Intentando mostrarnos complacidos. Mientras nos observamos mutuamente con discreción. Después, quedamos para reanudar nuestra “conversación” para dos días más tarde. Era como darnos un plazo para afirmarnos si queríamos reanudar nuestro encuentro.

El tiempo suele ser caprichoso. Unas veces es rápido. Otras muy lento. Los dos días que faltaban para nuestro encuentro se me hicieron eternos. Pensé, que se había parado el tiempo. No avanzaba. Tanbien pensé en cuales serían sus pensamientos.

Con un alba incipiente estaba despierta. Esperaba con impaciencia que saliera el Sol, que además, de templar la mañana estaría más cerca la hora del encuentro con mi pretendido hornerito.

Esperé un tiempo prudencial. Tampoco quería precipitarme. Después, sin aparente prisa me dirigí al lugar acordado. El encuentro no pudo tener mejores presagios. Me esperaba – y por sus movimientos, impaciente- con unos gusanillos en su pico que depositó con ternura en el mío. Fue su gesto de su deseo y buena voluntad.

Fue un desayuno muy gratificante y lleno de esperanza. Levantó el vuelo y me invitó a que le siguiera revoloteando a mí al rededor. Me uní a el con complacencia, dispuesta a dejarme llevar.


Fue una mañana muy atareada. Visitamos infinidad de lugares. Después de volar por muchos sitios, nos paramos al borde de un riachuelo de frescas y limpias aguas para satisfacer nuestra sed. Al mismo tiempo que mi compañero inspeccionaba las orillas tanteando la tierra mojada y húmeda llena de hierbas de todo tipo. Donde también lo visitaban ganados de diferente raza.

Todos sus movimientos me parecían más apuestos y sentí dentro de mí una urgencia que no pude evitar de mostrarla. Me subí en el árbol que no hacia sombra y puse a cantar con el mejor propósito que disponía. Él se dio cuenta y se acercó con delicadeza pero con decisión. Juntos, unimos nuestros cantos. Después, nos arrullamos con pasión. Fueron momentos inolvidables e irrepetibles que decidieron y marcaron nuestra unión.

Por mi parte estaba muy contenta por que nuestra descendencia sentiría y mostraría la necesidad establecer contacto con el ser humano y instituir una pauta para que muchos la siguieran en beneficio de todos.

Para no romper con nuestras intenciones, comenzamos a instalar nuestro nido en el alfeizar de una ventana. Situada en una casa de labranza cerca del riachuelo de frescas y limpias aguas. Fue el lugar perfecto. Y nos llenó de deleite el acogimiento de tubo por parte de los dueños. Estos depositaban gusanitos en la ventana al lado de nuestro nido.

Que, nosotros agradecíamos cantando nuestros mejores repertorios junto a el. Estábamos seguros que nos lo agradecían. Pues le veíamos detrás de la ventana sonriendo complacidos a toda la familia. Lo que aseguraba la prolongación de esta interesante relación entre el ser humano y los horneros. Pensando que también nuestros descendientes como los de ellos, seguirían las mismas intenciones creando unas interesantes y beneficiosas costumbres.


José L. Sanmiguel.

Fuentes: http://linde5-otroenfoque.blogspot.com/2010/04/el-hornero-un-pajaro-que-junto-su.html
http://elmiradorimpaciente.blogspot.com/2008/08/hornero-el-pjaro-albail.html
http://elhornerodesantateresa.blogspot.com/2009/11/el-canto-de-los-pajaros-interpretado_15.html
http://lanuevabuhardillademelan.blogspot.com/2011/04/el-hornero-ave-nacional-de-la-republica.html