Grupo de voluntarios que cuidamos la biodiversidad de las balsas de Alcublas

viernes, 22 de mayo de 2015

VOLVIÓ EL FRENESÍ ANFIBIO


El espectáculo estaba servido, por fin había llovido en Alcublas y nuestros anfibios estaban deseosos de ofrecernos sus cantos y sus amplexos.


Recibí con alegría un mensaje de Vicente Sancho en el que me indicaba que nos iba a visitar el Colegio Oficial de Biólogos de C. V. para disfrutar de la explosión sonora de los anfibios en Alcublas.


Nos reunimos en la Balsilla un nutrido número de mayores y niños, aun era de día, observamos que la locura y la necesidad de los anfibios los conducía a hacer puesta imposibles, en charcos con muy poca agua.

Fuera de la Balsilla en un pequeño Navajo, observamos varios amplexos y una gran cantidad de puestas, de las que seguramente ninguna llegaría a buen puerto.


En cambio la abundante agua de la Balsilla había propiciado una gran cantidad de huevos de gallipato (Pleurodeles waltl), que seguramente nos tocará rescatar, pues las aguas desaparecen muy rápidamente de la cubeta.


Nos trasladamos hacia otra importante reserva de fauna, la Balsa Silvestre, balsa que en los dos últimos años en la época estival se ha secado, cosa totalmente inusual.

Vicente Sancho se puso el traje de faena y nos estuvo explicando las características de la gran cantidad de vida acuática que tiene esta reserva de fauna.


Capturando en sus muestreos un interesante ejemplar de gallipato (Pleurodeles waltl) y un pequeño sapillo.


El sol ya estaba cansado y se retiraba, momento en el que emprendimos el camino hacia la recién declarada Reserva de Fauna de "el Prao", donde el espectáculo sonoro y visual estaba servido.

Desde la distancia empezamos a oír los cánticos de los anfibios, conforme nos acercábamos el murmullo cada vez era más poderoso.


Cuando llegamos el concierto estaba en pleno apogeo, conforme bajamos de los coches era ya ensordecedor, parecía que nos daban la bienvenida.  


Los visitantes y los niños quedaron muy impresionados por la claridad y constancia que tenían los anfibios en sus cantos.


Los que llevaban se calzaron las botas de agua y se introdujeron en el agua que inundaba todo el Prao, para observar mejor los cantos y los amplexos.


También aquí observamos que al retirarse poco a poco las aguas dejaban abocadas a una muerte segura a varias puestas, las hormigas se estaban relamiendo.


Los sapos corredores (Epidalea calamita) y los sapos parteros (Alytes obstetricans) seguían a su marcha sin parar de emitir lujuriosos cánticos.


La oscuridad de la noche ya nos rodeaba y empezaran a funcionar frontales, linternas y focos, para facilitar la mejor obtención del material gráfico.


Todos disfrutábamos del maravilloso espectáculo que se estaba produciendo ante nuestros, deleitándonos con él.


Todo eran gritos de sorpresa y llamando la atención sobre los descubrimientos que estaban realizando en primera persona.

Otras  obligaciones nos impedían seguir disfrutando, debíamos volver al pueblo y tampoco podríamos disfrutar más tiempo de la compañía de la visita de los integrantes del Colegio Oficial de Biólogos de C. V.

J. R. Casaña

Imágenes:
Vicente Sancho
David Candel Arbó
J. R. Casaña