Grupo de voluntarios que cuidamos la biodiversidad de las balsas de Alcublas

viernes, 5 de abril de 2019

HACIA TIEMPO



Hacía tiempo que no subía a Alcublas en compañía de mi amigo Rafa, en Valencia había llovido un poco y esperamos ver resultados positivos en los navajos y balsas del término.


Salimos temprano y el primer punto a visitar fue la balsa la Mina, sin agua, tan solo un poco de barro pisoteado por los jabalíes




Las amapolas sin embargo habían florecido ya y pese a no ser una mañana especialmente calurosa las lagartijas se mostraban activas escabulléndose entre los matorrales.


Nuestra siguiente parada sería el navajo de las Cañadillas, para nuestra sorpresa, los sapos habían criado en ella y pudimos ver varios ejemplares de sapo corredor (Epidalea calamita) y sapillo moteado (Pelodytes hespericus) en el interior de la misma, estos últimos incluso cantaban a plena luz del día…


En la balsa Silvestre también habían puesto los sapos, al igual que el navajo Roza, las ranas comunes (Pelophylax perezi) fueron las únicas que se dejaron ver en la reserva de fauna.


Almuerzo, repostamos y planeamos nuestra siguiente parada, la Balsilla, me sorprendió gratamente, pues además de estar llena de cordones de huevos, pudimos ver tres especies de anfibios en el agua, sapo corredor (Epidalea calamita), sapo común (Bufo spinosus) y sapillo moteado (Pelodytes hespericus).


Además de un pequeño sapo partero (Alytes obstetricans) que pudimos ver cerca del abrevadero.






Arrancamos y vamos hacia la balsa Pedrosa, de camino vemos un gran grupo de niños y niñas, se trataba de una excursión, decidimos robarles un minuto de su tiempo para, a la vez que rescatamos un afortunado sapo corredor (Epidalea calamita) del interior de un aljibe, damos a conocer a su especie, su biología y algunas de sus curiosidades.
Fue increíble la expectación que consiguió el sapo, pues en menos que canta un gallo nos vimos rodeados de chiquillos intrigados llenos de preguntas.


Recordemos que los más pequeños son el futuro, debemos enseñarles a respetar la naturaleza.

En nuestra parada por la balsa Pedrosa decenas de ranas comunes (Pelophylax perezi) saltaban despavoridas al agua tras detectar nuestra presencia, un chapoteo casi continuo a lo largo de toda la orilla, ranas de todas las tonalidades y tamaños.

Aquí no parecía haber ninguna puesta, nos llevamos un gran chasco, pues teníamos la esperanza de poder ver algo más que eso.

Pese a que los sapos aprovecharon la oportunidad, nos decepcionó no haber detectado la presencia del gallipato (Pleurodeles waltl) en ninguna de sus formas (larvas, puestas, adultos, juveniles y metamórficos) en ninguno de los puntos.

Esto nos preocupa, pues a estas alturas ya deberían de estar en celo, quizás con las próximas lluvias, quién sabe…

David Candel Arbó.