Grupo de voluntarios que cuidamos la biodiversidad de las balsas de Alcublas

jueves, 13 de febrero de 2014

PICOGORDO Coccothraustes coccothraustes (Linnaeus, 1758) AVES DE NUESTRO ENTORNO (II)




El picogordo es un pájaro habitualmente poco conocido por la gente. A diferencia de otras especies mejor conocidas, éstos pasan desapercibidos debido a sus hábitos discretos y a que, generalmente, no se les suele encontrar con facilidad en los ambientes mediterráneos de nuestra región. En estas zonas suelen estar por poco tiempo y en épocas determinadas.

El picogordo, como sin duda reconoceréis al ver las fotos, es un ave con el nombre bien puesto.

Por nuestro terreno se ven muy raramente,  siempre en invierno (no todos los años) y algún individuo solitario lo que dificulta enormemente el poder localizarlo y fotografiarlo.


Cosa que no ocurre en otro lugar no muy alejado como es en Motilla del Palancar (Cuenca) donde se pueden ver bandadas de más de veinte individuos de todas las edades acudir a los bebederos.

Donde sí se ven con normalidad es en el interior, donde el clima es más frío.  Su abultado y grueso pico le hace un pájaro de características bastante original. Tiene unos ojos vivos que le dan un aspecto, junto con su regordete cuerpo, de actividad y vigor. Además, de su colorido, canela, marrón, azulado con ciertas iridiscencias, blanco y negro.

Mi corta experiencia con él, la única, fue dentro de un aguardo esperando su llegada para comer los alimentos depositados con anterioridad para fotografiarlo.


El alimento destinado para tal efecto eran pipas de girasol (muy preferidas), diferentes simientes variadas, entre ellas maíz  troceado, cacahuete,  almendra y, curiosamente sal, que de vez en cuando picotean ligeramente. Y por supuesto, un pequeño estanque  de agua artificial para poder abastecerse de agua y que, debido al frío, en esta ocasión estaba helado, patinando el pájaro sobre él al intentar beber. Aún así, se agradeció esta circunstancia, ya que ofrecía imágenes en diversas posturas divertidas.

Cabe destacar que, a pesar de salir un día soleado, hacía bastante frío en Montilla del Palancar, zona que  no se caracteriza precisamente por el calor, y mucho menos a finales del otoño.


Por eso, las seis horas que estuvimos dentro del aguardo tampoco lo tuvimos. Eso sí, fueron horas de disfrute fotografiando gran variedad de fauna que acudía a buscar alimento y agua. Cuando se acostumbran a un lugar para buscar alimento, estos pájaros no son muy esquivos. Se muestran bastantes confiados, lo que facilita hacerles fotos.

Otro día contaremos anécdotas y características de otras especies. Hay muchas.


El picogordo mide entre 16’5 y 18 centímetros, siendo su envergadura de 29 a 33 centímetros. Su peso oscila entre 48 y 62 gramos, teniendo las hembras un menor peso y envergadura.

Su característica más relevante ,y de ahí su nombre, es el potente pico que posee.

El plumaje es más llamativo en los machos que en las hembras.

Es migrador parcial. Los datos que se desprenden de aves anilladas indican que, junto con las aves sedentarias de la Península, e invierno conviven con aves provenientes de Alemania, Bélgica, República Checa, Suiza, Francia y Holanda.

  
Su hábitat está relacionado con su alimentación, básicamente de bayas y semillas, por lo que busca lugares donde las pueda encontrar y siempre cercano a puntos de agua. Vive desde casi el nivel del mar hasta lugares de elevada altitud donde ya escasea la vegetación arbórea.

No es un pájaro muy abundante como reproductor en nuestro país. Según Purroy, en 1997 las parejas reproductoras rondaban cerca de las 4.000 o 5.000. El “Atlas de las aves reproductoras de España”, daba unas 5.000 pareja reproductoras, y según el programa SACRE, en 2005 la población iba en aumento. No está considerado como especie amenazada.

De cara al ser humano, es una especie tímida y huidiza, desenvolviéndose habitualmente en las ramas altas de los árboles. Su comportamiento durante la alimentación puede ser agresivo frente a congéneres de su misma especie e incluso otros de especies más grandes.


Su supervivencia media sería alrededor de los cinco años.

Recibe diversos nombres en las lenguas de nuestro país. Así, en catalán es “durbec”, en valenciano “trencapinyols”, en gallego “bicogroso”, en vasco “mokolodia”, y en Andalucía se le conoce como “cascanueces”, haciendo alusión todos ellos a la característica más notable: su pico.


Para terminar publicamos el resumen de un artículo de nuestro colaborador y asesor Toni Polo.

La situación del Picogordo (Coccothraustes coccothraustes) en la Comunidad Valenciana en relación a su fenología, movimientos migratorios y distribución estacional. Los datos recopilados indican que la especie se presenta de forma más abundante durante la migración otoñal y la invernada, siendo más escasa durante el paso prenupcial. Sólo se citó rara y ocasionalmente durante el periodo de cría.


Los efectivos de la especie fueron muy irregulares de unos años a otros, habiéndose reconocido durante el periodo de estudio tres episodios de irrupción.

Su distribución y permanencia en las comarcas valencianas estuvo estrechamente relacionada con la disponibilidad trófica, mostrando una gran dependencia por formaciones de Almez Celtis australis.

José Luis Sanmiguel
Salvador Viadel
J. R. Casaña

Colaboradores: Toni Polo y Carlos Micó.