Grupo de voluntarios que cuidamos la biodiversidad de las balsas de Alcublas

sábado, 9 de marzo de 2013

Encuentro nocturno con una culebra de escalera (Rhinechis scalaris).



Fue una noche bajando “del Prao” de Alcublas.
Las luces del coche iluminaron a nuestra protagonista en medio de la calzada (seguramente aprovechando la mayor temperatura del asfalto calentado por el sol durante el día) para poder permanecer más tiempo activa aún siendo de noche.
 En seguida vimos que era una culebra de escalera (así llamada por tener los inmaduros unas rayas en el dorso cuya disposición recuerda a los travesaños de una escalera de madera).

Como aparentemente no tenía mucha prisa por marcharse, salimos del coche y le hicimos una serie de fotos (con las que hemos ilustrado este artículo)

Esta especie se denomina así porque cuando el individuo es inmaduro, presenta en su cuerpo un diseño de librea blanco y negro. La espina dorsal presenta un diseño de color blanco y negro (manchas que tienen forma alargada) y que -literalmente- parece una escalera. Posteriormente, ese diseño se va convirtiendo en dos líneas de color negro que recorren la espina dorsal con el fondo del cuerpo de color marrón. De ahí el origen de su denominación común.



La culebra de escalera (Rhinechis scalaris) es una especie de serpiente de la familia Colubridae. Es la única especie de su género, anteriormente se la consideraba perteneciente al Género Elaphe. Vive en la península Ibérica y las regiones mediterráneas de Francia. Fuera de estas zonas sólo se encuentran en Menorca.

Es una serpiente de cuerpo robusto y cola relativamente corta. Tiene la cabeza pequeña y poco prominente y el morro agudo. Alcanza una longitud media de 157 cm, aunque pueden llegar a alcanzar 180 ó incluso 200 cm. siendo las hembras un poco mayores que los machos.


Su patrón de color varía con la edad; los ejemplares juveniles son de color gris, salpicado con motas negras, y con un diseño de manchas negras a lo largo de su espalda con forma de «H» que se asemeja a una escalera de mano, al que debe la especie su nombre común. En cambio los adultos son de color pardo amarillento, también con algunas motas negras diseminadas, con dos líneas negras paralelas recorriendo longitudinalmente su espalda. Sus pupilas son redondas y de color negro. La culebra escalera no es venenosa. Cuando son crías se pueden mostrar más violentas pero su mordedura es inofensiva.
La culebra de escalera es un cazador que se muestra activo principalmente en las horas diurnas y crepusculares


variaciones regionales y estacionales. Cuando las temperaturas son muy altas en verano desplaza su mayor actividad al amanecer, el atardecer y las primeras horas de la noche (aunque como en este y otros casos no es raro encontrarla en las carreteras, por lo anteriormente explicado; lo que provoca –por desgracia- muchas muertes por atropello).

Se alimenta principalmente de pequeños mamíferos, con el tamaño de un gazapo como máximo, y también aves, a los cuales atrapa primero con su boca y después los estrangula con su cuerpo. Es relativamente agresiva e intentará atacar a sus potenciales enemigos mordiéndolos, aunque no es venenosa. Las serpientes jóvenes cuando se encuentran en peligro emiten un soplido de advertencia. Algunos ejemplares pueden llegar a ser muy poco agresivos.



La culebra de escalera es principalmente terrestre, aunque puede trepar a los arbustos y por los riscos. Cuando la radiación solar es alta o hay vientos fuertes suelen refugiarse bajo las rocas. Por las noches se refugian en madrigueras subterráneas, frecuentemente huras abandonadas de roedores. También se esconden en sus guaridas con la llegada de octubre o noviembre para iniciar un aletargamiento invernal, que puede durar cuatro o cinco meses.

La época de apareamiento se produce después del aletargamiento invernal, entre abril y mayo. Los acoplamientos tienen lugar generalmente por la noche aunque no son extrañas las cópulas diurnas en el fin de la primavera. Las hembras tras la siguiente muda pondrán de 5 a 25 huevos, que enterrarán y dejarán abandonados. Las crías eclosionan a los dos o tres meses con una longitud entre 10 - 25 cm. Al principio las crías se alimentarán principalmente de insectos como los saltamontes, y después de lagartijas.



No así los adultos, que como hemos comentado se alimentan de mamíferos de pequeño tamaño -principalmente roedores-por lo que contribuyen a mantener dentro de un número estable las poblaciones de estos animales; que de no tener este y otros muchos predadores se pueden convertir en plagas que ataquen las cosechas del Ser Humano, o servir de vectores de enfermedades contagiosas de varios tipos.



Por ello debemos velar por su conservación (aunque sólo sea por egoísmo).
Y por lo tanto, después de este encuentro la dejamos seguir su camino tranquilamente mientras nosotros nos íbamos a casa a dormir.

Paco Micó
J. R. Casaña

martes, 5 de marzo de 2013

Pese a la abundante ceniza el gallipato sigue viviendo en la Balsa de la Mina





La Balsa de la Mina es una de las más afectadas por la ceniza del incendio forestal de este verano pasado.


Es por ello que nuestras visitas a dicha balsa son más frecuentes de lo que es habitual, sus niveles de pH han sido y son muy altos, durante los meses de Septiembre y Octubre sus niveles oscilaron entre 7’8 y 7’2 casi al límite.


Nos hemos llevado bastantes alegrías durante este 2013, pues pese a que la ceniza es muy abundante, los gallipatos siguen estando allí, siguen viviendo en unas condiciones muy difíciles, pero siguen viviendo.



El pasado día 21 de marzo, fue la última visita que le hicimos a la balsa y nos encontramos, con la agradable realidad que siguen estando nuestros queridos gallipatos, en sus aguas.



Uno de los gallipatos presentaba una pequeña herida en su lomo, que estaba cicatrizando perfectamente, la capacidad regenerativa de estos urodelos es pasmosa, pues pueden hasta regenerar una pata entera.



Se están haciendo estudios sobre esa capacidad regenerativa, que según algunos estudiosos hemos perdido los humanos, eso dicen.


Satisfechos de que poco a poco la Balsa de la Mina vaya recobrando su normalidad, recogimos trastos y volvimos al pueblo.

J. R. Casaña