Grupo de voluntarios que cuidamos la biodiversidad de las balsas de Alcublas

sábado, 16 de febrero de 2013

Cucaracha de banda marrón (Supella longipalpa) (Fabricius)




Especies invasoras (XXXIII)


No teníamos bastante con la cucaracha alemana, oriental y americana, que ahora se sabe que tenemos otra cucaracha invasora la cucaracha de banda marrón.

Recibimos la noticia a través de nuestra amiga Xelo Miralles, que nos pasaba una nota de prensa de La Vanguardia, en la que hacia referencia a este insecto casero, tan desagradable.

Ya tiene colonias fijas en Madrid y Barcelona, e incluso la Asociación madrileña de empresas de desinfección le ha dedicado sus XXI Jornadas técnicas que se celebrarán el próximo 12 de febrero, debido a la preocupación que les ha causado.


A diferencia de las otras cucarachas, no le es necesaria mucha humedad, por lo que la podemos encontrar en cualquier lugar de nuestro entorno, incluso en techos.

  

Es muy austera no necesita comer mucho, el alimento preferido es la cola con que se pegan los libros, por lo que la podemos encontrar en ellos o su entorno, también en las paredes empapeladas.

Sus hábitats tan diversos es lo que la hace más difícil de combatir y tampoco le gustan los atrayentes convencionales. Tampoco se ha descubierto un insecticida, como las bolas de gel, que las dañe. No les gustan por lo que no los comen. No se ha encontrado aun un atrayente que las seduzca.

Recibe el nombre de cucaracha de banda marrón debido a las líneas que cruzan las alas del adulto, pero mas concretamente a las  bandas marrón pálido que cruzan el cuerpo de la ninfa.



Las hembras no pueden volar, no así los machos que lo hacen con facilidad. Siendo los machos más grandes que las hembras.

Las hembras llevan consigo la ooteca de 24 a 36 horas, pegándolas con una secreción en paredes, techos, repisas, muebles, etc.
La hembra producirá alrededor de 14 capsulas de huevos, en los que pueden haber unos 18 huevos, llegando a eclosionar no mas de trece huevos por capsula. La temperatura manda el tiempo de eclosión de los huevos, promediando 160 días. Los adultos viven alrededor de 200 días.

Partiendo de la base que la erradicación total es muy difícil de conseguir, hay que aplicar criterios para bajar su presencia y conseguir reducir la población del insecto plaga a cantidades que no sobrepasen el umbral de tolerancia fijado para ese lugar específico a tratar.

 
Para ello se han creado protocolos que se llaman Manejo Integrado de Plagas  (MIP), que conseguirán paliar la presencia de estos insectos. El MIP consta de una serie de pasos: identificación, inspección, métodos no químicos, métodos químicos, educación al cliente y seguimiento.

Hay que pensar que estos insectos no son angelitos pues son portadores de enfermedades muy peligrosas, como Lepra (Mycobacterium leprae), Peste bubónica (Pasteurella pestis), Disentería (Shigella alkalescens), Diarrea infantil (Shigella paradysenteriae) y un largo etc.



Así pues, el tiempo y la efectividad de los sistemas que a partir de ahora se establezcan para controlar su propagación serán determinantes para saber si la Supella longipalpa se convertirá en una especie habitual en nuestro entorno.

Fuentes:
Gallipato Alcublano
http://www.lavanguardia.com/vida/20130205/54362700851/nueva-cucaracha-supella-longipalpa.html
http://www.google.es/imgres?imgurl=http://www.naturamediterraneo.com
https://www.google.es/search?q=Supella+longipalpa&hl http://bugeric.blogspot.com.es/2009/11/university-roach.html
http://www.goliathgel.it/
http://www.plagasonline.com.ar/plagas/detalle.php?id=63

martes, 12 de febrero de 2013

No llueve, pero las balsas están heladas.





El día no era muy agradable para salir, el viento y el frío, daban ganas de quedarse en casa al lado de la estufa.

Realmente el viento tiraba de espaldas, nos costó acercarnos al coche y no te digo ponerlo en marcha.

Pero queríamos ver como estaban nuestras balsas y navajos y a mal tiempo mucho animo.


Todo presagiaba que en los navajos en los que hubiese agua estaría helada y poco a poco nos dimos cuenta que era así.


Empezamos por el Navajo de las Cañadillas y aunque el viento nos tiraba, el agua que tenia el navajo estaba quieta, lógicamente estaba helada.



Seguimos por la Balsa Silvestre y clara debido a su capacidad no estaba totalmente helada, pero en los bordes si que se mantenía el hielo.




En el Navajo de la Roza, que no tenia mucha agua, el hielo también se había enseñoreado de ella, el viento seguía con mucha fuerza.



Hace tiempo que teníamos ganas de visitar una balsa de obra, en la partida de la Roza que se hizo para aforar un pozo, que después no manó, antes del incendio estaba totalmente cubierta de vegetación, ahora la encontramos en seguida, la poca agua que tenia, también estaba helada.



Parecía que el frío se hubiese enseñoreado de todos los puntos de agua, la siguiente visita fue al abrevadero de las Dueñas.  
Y cuan largo era estaba helado.



Debíamos de comprobar hasta donde había llegado el frío y nos encaminamos al Navajo de la Chupidila, pese al viento no se movía ni una sola ola, estaba totalmente quieto, el hielo era su dueño.



El Navajo de la Casica vieja o de Teresa, no se libro del hielo, nada mas llegar a su entorno nos dimos cuenta que también estaba helado.



Pensamos que quizás mas abajo los navajos se habrían librado de la helada y visitamos el Navajo de cemento de la Casica Vieja, pero tampoco, la masa helada era presente.

Ya teníamos bastante, el frío se nos había metido en los huesos y debíamos regresar al pueblo.

Impresionante helada y bajadas de temperatura hemos tenido, pero os podemos garantizar, que los habitantes seguían dentro.

J. R. Casaña