Grupo de voluntarios que cuidamos la biodiversidad de las balsas de Alcublas

viernes, 29 de julio de 2011

Arrui (Ammotragus lervia)

Especies Invasoras XIII

Este caprino es un claro ejemplo de lo que son Especies Invasoras, ¿quien lo está pagando? la Cabra montes autóctona.
Su introducción se hizo para satisfacer las demandas de trofeos de caza, que no son fáciles de conseguir dada la protección que existe sobre la Cabra montes, las demandas cinegéticas cada vez son mayores y hacia el año 1970 se introdujo en España, junto con el Muflón.
Empezó en el Parque Natural de Sierra Espuña de Murcia con ejemplares de los zoos de Casablanca y de Frankfurt.

Que pasa con esta fértil cabra, que su rápida reproducción la hace un chollo para los aspirantes a trofeos, la abundancia de comida, el no tener depredadores y su gran fertilidad hacen que su crecimiento sea muy rápido.
Curiosamente  al contrario que en su continente nativo que decrece rápidamente en los países donde es introducido crece velozmente.
Al no estar sometido a ninguna protección el Arrui se caza activamente.
Los Arrui se introdujeron en La Palma causando daños a la flora autóctona, al desplazarse al Parque Nacional de la Caldera de Taburiente y con su escrupulosa protección su crecimiento fue meteórico. Las cantidades que se manejan en el mundo cinegético, también entran en conflicto con su erradicación. El crecimiento anual es de un 30 %.
Aunque recientemente se autorizado su caza selectiva, no se ha conseguido su disminución.

La cabra montés española está en peligro de ser desplazada por el Arrui africano que se encuentra en zonas de montaña del sureste peninsular (Alicante, Murcia, Almería) y de la isla canaria de La Palma, según un estudio realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC.
De los 36 ejemplares que se trajeron de los zoológicos de Casablanca y Frankfurt en 1970, se cree que se ha pasado a cerca de un millar en la actualidad.
Y aunque ha tenido enfermedades como la sarna y decreció su número, siguen siendo muy abundantes en las sierras murcianas y almeriense.
En Alicante existe una población de ejemplares escapados de fincas cinegéticas privadas.


Según investigaciones de CSIC "El proceso de desertificación acuciante del sureste peninsular está facilitando, además, la expansión del caprino africano, que vive en zonas que se parecen cada vez más a su área de origen, en el norte de África".
Carece de todo sentido, que se venga invirtiendo dinero público en favorecer al Arrui en la Región de Murcia, por ejemplo en el contexto de la Reserva Regional de Caza y posteriormente las Comunidades Autónomas vecinas deben invertir esfuerzos en controlar o erradicar los Arruis.
En la Comunidad Valenciana su presencia en libertad data de 1990 extendiéndose por las montañas del tercio norte de Alicante, esto se produjo al escaparse 60 ejemplares de una finca de Castalla, posteriormente la afectada fue la Sierra de Aitana, al escaparse ejemplares del Safari Park de Vergel, hoy cerrado. Se han extendido por la provincia de Alicante calculándose que hay varios centenares. En la provincia de Valencia existen sobre la centena en cotos privados.

No solamente es perjudicial para la cabra montes, si no que también afecta a los sembrados y cultivos, causando grandes daños.
Las acciones tomadas en la C. V. son facilitar permisos de caza selectiva en Alicante, para evitar daños en los cultivos y en cotos privados de Valencia su caza está regulado por Planes de aprovechamiento, habiéndose cazado en ellos algunos records nacionales.
Todo esto hace que tengamos que tener siempre cuidado con la introducción de especies no autóctonas, pues los daños, normalmente, superan con creces a los beneficios.
Las características del Arrui son las siguientes: Es un ungulado robusto, de talla que suele superar la de la cabra montés, llegando los machos los 100 kg. de peso. Se diferencia de cabras y muflones, especies mas parejas, por su pelaje leonado; teniendo una larga barba que se extiende hasta el pecho, cambiando su pelaje en invierno fuerte y largo en verano mas fino y mas claro, con cuernos, teniéndolos los dos sexos, siendo los de las hembras mas cortos, en forma de semicircunferencia, su cuerna es perenne y crece durante toda la vida del animal. Se diferencia del resto de especies de este género por la presencia de un penacho de pelo largo que le cuelga en el cuello y en las patas delanteras; esta oveja salvaje se la conoce también por los nombres de Carnero de Berberia y Ubad.


El celo se produce en otoño y los nacimientos en primavera, pudiendo parir hasta trillizos, lo que le da una gran capacidad de proliferación. Sus hábitos alimenticios son muy variados, pastando y ramoneando. Puede pasar largas temporadas sin beber.

Su hábitat característico son los terrenos rocosos y escarpados, estando muy bien adaptado a entornos áridos. Prefiere en general zonas abiertas y con buena visibilidad, aunque en verano busca también zonas boscosas.

La esperanza de vida de la especie es de unos 20 años.

Fuentes:

http://es.wikipedia.org/wiki/Ammotragus_lervia

http://www.elmundo.es/elmundo/2007/06/06/ciencia/1181139152.html

http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,365,m,1036&r=ReP-4354-DETALLE_REPORTAJES

http://www.asociacionanse.org/es/anse-solicita-que-el-arrui-tenga-consideracion-de-especie-exotica-invasora/20110224

http://bdb.cma.gva.es/ficha.asp?id=5924

domingo, 24 de julio de 2011

El Cernícalo

Una mañana temprano con un Sol todavía sin aparecer, salí al campo a dar un largo paseo y ver salir el Sol. Siempre me parece un bonito espectáculo. Si además añadimos alguna coincidencia todavía es más atractivo. Un amanecer brumoso, ventoso, o con lluvia y claros.
Estaba feliz. Contento. Teniendo en cuenta la pereza del "madrugón". Nunca me arrepiento después de hacerlo. Y me digo, merecía la pena. También pensaba en la lucha que tengo conmigo cuando lo hago. Reconozco que soy un perezoso.
Mi intención era dirigirme a lo alto de un montículo, no era la primera vez que lo hacia, sabía qué desde allí podía obtener alguna bonita fotografía Llevaba mi cámara para no perder cualquier ocasión que se presentara, pues nunca se sabe con lo que te puedes encontrar y además por costumbre.
Llegué con antelación a la salida del Sol. De no ser así, no tenía sentido la temprana hora. Este nuevo día tenía ciertos alicientes. La noche anterior la lluvia hizo su presencia y el campo estaba lleno de mil gotas de agua, que me hacia intuir mil y un reflejo de muchos colores. Me sentía a gusto y esperanzado.
La zona era bastante boscosa y a medida que avanzaba el amanecer también aumentaba infinidad de murmullos de los diferentes cantos y sonidos de la heterogénea fauna que por allí habitaba. “Desenvainé” la cámara de fotos y me puse en estado de alerta, por si acaso se presentaba la ocasión de sacar alguna foto que la ocasión mereciera.
Aceleré un poco el paso para llegar lo antes posible a lo más alto, con la intención de dominar mejor el pretendido resurgir del astro Rey, en el que había puesto mis ilusiones.
No había alcanzado la cumbre cuando al borde de un Romero muy frondoso, salió como una exhalación una liebre de considerable tamaño, con el correspondiente sobresalto.
Casi me “atropella.” Pasó tan cerca de mis piernas, que me pareció más grande de lo que realmente era. Tan rápido sucedió, qué solo pude ver como se alejaba, a le vez, que me preguntaba para que había “desenvainado” la cámara. Pero aquella foto era imposible. Demasiado rápida su salida con el añadido susto que le debí proporcionar.

Seguí adelante con la intención de estar más alerta por si se producía otra ocasión. De entre unos pinos cercanos salió alborotada un Tortola con su característico aleteo. Me dije que mi presencia de momento solo producía sobresaltos a mí y a la fauna. También me dije que no era esa mi intención.
Por el sendero que transitaba y paralelamente, había un tendido eléctrico de alta tensión que me acompañaba todo el camino. Me llamó la atención el ruido que hacían los cables eléctricos debido a la humedad de la lluvia de la noche anterior. Era como un chisporroteo continuo, que me obligaba a mirar con recelo continuamente.


Llegué a lo más alto de mí elegido recorrido, satisfecho por haberlo conseguido con la suficiente antelación para disfrutar de ver el “espectáculo” de la salida del Sol, deseando que todos mis vaticinios se cumplieran.
Me subí a un enorme pedrusco de donde dominaba el horizonte y me senté con los pies colgando esperando los acontecimientos. Preparé la cámara y esperé.
La mañana era un poco brumosa pero con la suficiente claridad. Respire llenando todo lo que pude mis pulmones, y agudicé el oído, sintiendo un agradable placer al percibir tantos sonidos en un agradable desconcierto de la diferente fauna y de tantos aromas alimentados por la lluvia y la humedad reinante. Cerré los ojos para apreciar y retener ese momento.
En el instante álgido de estos sentimientos me sobresaltó un agudo chillido seguido de un ruido como algo que chocaba con violencia contra el suelo. Y me dije vaya mañana de sorpresas. Busque el motivo, pero no se oía nada. Todo era silencio. No había cantos, ni murmullos, ni aleteos. Hera… como si de repente se hubieran marchado toda la fauna.


Quedé como aturdido. De tan repentino silencio. Un instante después oí un aleteo detrás del pedrusco donde esteba subido y me dirigí allí todo lo rápido que pude. Al bordear la piedra me encontré a un Cernícalo intentando volar sin conseguirlo. Me acerqué con delicadeza comprobando que estaba herido sin saber que era lo que le sucedía. Lo cogí para examinarlo y comprobé que tenía un ala rota. Sentí gran pesar.
Me miraba muy asustado. No se movió. Tal vez creía que era yo el causante de su desgracia y mis falsas suposiciones aumentaron mi mal estar. Lo metí con cuidado en la mochila de la cámara y decidí regresar todo lo rápido que pude a mi casa.
Me puse en contacto con mi amigo Manolo Ambou y ambos lo llevamos al centro de rehabilitación del Saler. Lo dejamos para que intentaran salvarlo. Pero al día siguiente llamaron por teléfono para decirme que estaba electrocutado y lo habían sacrificado para evitarle sufrimiento. Pues no tenía solución. No solo tenía el ala rota. Pero por lo menos, lo habíamos intentado.


José L. Sanmiguel.

¿ QUE HACER CON UN ANIMAL ENFERMO O HERIDO ?
Si encuentra un animal silvestre herido, enfermo o incapacitado para moverse, notifíquelo lo antes posible a la Conselleria de Medio Ambiente, llamando al teléfono 96 161 08 47
Maneje con cuidado al animal, teniendo precaución con las garras y el pico o la boca.
Si se trata de un ave, transpórtela utilizando una caja de cartón suficientemente grande, pero nunca una jaula ni otro recipiente con tela metálica donde pueda dañarse el pico o estropearse las plumas.
No intente curar las heridas
Si es necesario retener el animal algún tiempo, procure alojarlo en un lugar oscuro y tranquilo.
Anote, siempre que sea posible, todos los datos referentes al lugar, día de recogida y toda la información sobre las causas de su herida o enfermedad.
EL CENTRO DE PROTECCIÓN Y ESTUDIOS DEL MEDIO NATURAL
Avenida de los Pinares, 106
46012 El Saler (Valencia)
Teléfono: 96 161 08 47
Fax: 96 161 03 00
e.mail : centro.granja@cma.m400.gva.es