Grupo de voluntarios que cuidamos la biodiversidad de las balsas de Alcublas

viernes, 29 de abril de 2011

Branchipus Schaefferi, un encuentro casual

Acaba de saludar a mi amigo Joaquín “Chicharra” que había sacado su rebaño a pasturar, su conversación siempre fluida y atropellada, había tratado sobre lo divino y humano, personaje muy interesante de Alcublas.

Estaba dando una vuelta por los alrededores del Prao era en Noviembre del año pasado, el día acompañaba, el cielo estaba muy azul, aunque algunos nimbos amenazaban un cambio y el monte era una delicia.

Al pasar por un charco vi burbujas, que emergían de su interior, al principio pensé, será algún coche que acaba de pasar, pero no llevaba algún tiempo charlando con Joaquín “Chicharra” al principio del camino y no había pasado ninguno.


Me acerqué a la turbia agua del charco, en mitad del camino, y sorprendido empecé a ver movimiento y bullicio dentro del mismo.

La turbidez del agua me impedía ver con claridad los habitantes del charco, por que claro, si no había sido un coche el causante de las burbujas y movimiento, necesariamente se trataba de algún ser vivo, pequeño, dado que no se distinguía, pero vivo.

Me pertreché para la investigación, gaveta, colador, lupa, botes y fui a tomar muestras al charco.


Efectivamente a la primera muestra vi esos animalitos que tanto les gusta nuestro termino, efectivamente eran Branchipus Schaefferi, con su colorido peculiar en el vientre de las hembras, sus pilosidades respiratorias, su movimiento constante boca arriba, que les facilita la respiración, su incesante cabriolear en la bandeja, me quede encantado observándolos.

El tiempo no pasaba, a cada toma que hacia más y más branchipus salían, hembras y machos, jugueteaban dentro de la bandeja, mi cámara no paraba de lanzar fotos, en el entorno el silencio absoluto, ni una moto, tan habitual sonido en el Prao


Pensaba en mis amigos de Roncadell, que fueron los que me metieron en esta nueva aventura, nunca me imagina yo husmeado en los charcos, pero así es el destino, nunca se sabe lo que harás al día siguiente.

Un sonido de esquilas me saco de mi abstracción, era Joaquín que volvía hacia el corral con su rebaño y al verme me dijo:

¡Pero chico si solo es un charco!.


Yo le sonreí y pensé para mi, si, pero un charco vivo, muy vivo.
Cuando ya regresaba hacia el pueblo, pensaba la cantidad de veces que había pasado por ese camino y las ruedas de mi coche habían hoyado ese charco, quizás destrozando branchipus, pero así es la vida y el progreso, ahora siempre que paso por allí y aunque este seco, evito el atravesarlo, pero me iba contento a casa después de este “Encuentro Casual”

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