Grupo de voluntarios que cuidamos la biodiversidad de las balsas de Alcublas

viernes, 18 de enero de 2013

UNA CHARCA EXPERIMENTAL CON INVERTEBRADOS




Cuando Rafael Casaña me mostró la variada fauna que se puede encontrar en una humilde charca, en ese charco intermitente e inapreciable de un camino poco transitado, en el monte, entre campos, en las llanuras de Alcublas, en el balcón de Valencia, conocí a tres crustáceos. En mi opinión, auténticos supervivientes de la vida: Isaura mayeti, Branchipus schaefferi y el más espectacular por su tamaño, el Triops cancriformis
   Esto me sugirió realizar un experimento, que confirmara sus sistemas de reproducción, expansión y supervivencia. Así que tomé un capazo de  ese barro, entonces completamente terroso y lo trasladé a una charca, previamente construida en mi terreno de Pedralba.



Quería comprobar si las puesta de estos originales crustáceos, serían capaces de eclosionar en otro lugar, a distinta altura, con temperaturas diferentes, ya que yo jamás había tropezado ante este milagro de la naturaleza. Confiaba que en esta tierra se encontrara algunos huevos latentes de estas especies.
   Solo hicieron falta una lluvia, seguida de unos días primaverales en el otoño, para que la vida surgiera en mi charca, como en Alcublas, de aquella muestra de tierra. 

 

Así que aquello confirmaba, que el barro adherido a las patas de cualquier ave, podrían trasladar sus puestas, esos diminutos huevos, a cualquier otro charco de la zona o incluso a otro lugar  mucho mas alejado.
   Estos tres crustáceos y otros  muchos seres más diminutos, fueron apareciendo progresivamente. Primero lo hicieron los Branchipus, seguidos de los Triops y estos fueron precedidos, dos semanas después, por las Isauras.
   Las Isauras mayeti duraron solo tres semanas , seguramente no aguantaron las primeras heladas. Los Branchipus duraron algo más, pero los Triops siguen vivitos y coleando hasta estas fechas.
   Lógicamente se han hecho ya muy grandes, cercanos a los 7 cm.
   Indudablemente son unos extraordinarios seres, que han encontrado un sistema de sobrevivir ante situaciones extremas.
   Cuando la charca se seque, morirán, pero habrán dejado su descendencia en forma de huevos, a la espera de agua y esos 22º que los despertaran del letargo, que podría alargarse hasta diez años sin afectar su vitalidad.



   ¡¡Bien bichicos!!

Fotografías subacuatica del autor.

Manolo Ambou Terradez

4 comentarios:

  1. Buena idea eso de comprobar que "la vida se abre camino" en casi cualquier sitio. Y buenas fotos también(como no).

    Saludos.

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  2. Se me ocurre hacer lo mismo que tu a modo de experimento.

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  3. José Luis Sanmiguel.20 de enero de 2013, 20:28

    Interesante. Seguir con los experimentos. Y luego los contáis

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  4. Hola Hector: ¿Donde lo piensas instalar?
    Si lo haces cerca de algún río, tendrás que cubrirlo con malla, para evitar que los Martínez pescadores o las garzas puedan depredarlos.

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